Cólera | ¿Qué es?

El cólera es una enfermedad infecciosa caracterizada por la presencia de diarrea aguda causada por la bacteria Vibrio cholerae, perteneciente a la familia Vibrionaceae. Este microorganismo es un bacilo gram-negativo, generalmente móvil gracias a uno o más flagelos polares. El cólera afecta sobre todo al intestino y provoca deshidratación severa. Aunque cualquier persona puede contraer esta enfermedad, es más común en lugares con malas condiciones de saneamiento y agua potable contaminada.

Esta enfermedad puede considerarse endémica (originaria) o manifestarse en brotes epidémicos. Se consideran áreas endémicas aquellas que han reportado casos confirmados de cólera en los últimos tres años, con evidencia de transmisión local. Esto significa que los casos no provienen de otros lugares, sino que la enfermedad se mantiene en la población local. No obstante, los brotes de cólera pueden ocurrir en países endémicos y en aquellos donde la enfermedad no se suele reportar.

El Vibrio cholerae sobrevive y se multiplica en ambientes acuáticos como estuarios (río de agua dulce mezclada con agua de mar), ríos, y mares. Algunos alimentos como los mariscos, especialmente los moluscos bivalvos, pueden actuar como vectores (medio de transmisión) si se consumen crudos o mal cocidos. Además, alimentos regados con aguas contaminadas pueden ser fuentes de transmisión. Los brotes de cólera suelen aparecer de manera explosiva y están asociados a fuentes comunes de infección, lo que resalta la importancia de mantener condiciones higiénicas adecuadas, especialmente en zonas con deficiencias sanitarias.

El cólera es más frecuente en áreas con condiciones socioeconómicas bajas, donde el acceso a agua potable y el saneamiento son limitados, lo que facilita la propagación de la enfermedad.

El cólera sigue siendo una amenaza significativa para la salud pública mundial. Cada año, se estima que hay entre 1,3 y 4 millones de casos de cólera en todo el mundo, entre 21,000 y 143,000 muertes relacionadas con la enfermedad. 

La séptima pandemia de cólera, que comenzó en 1961, continúa afectando a diversas regiones del mundo. En 2022, la situación global empeoró significativamente, con brotes reportados en 30 países, muchos de los cuales no habían registrado cólera en décadas. La letalidad del cólera alcanzó el 1.9% globalmente en 2021, superando la tasa aceptable del 1% y siendo especialmente alta en África.

En México, ha habido brotes de cólera en varias ocasiones, especialmente a partir de la llegada de la séptima pandemia en América en 1991. Aunque en los últimos años los casos han sido menos frecuentes, el país sigue siendo vulnerable debido a factores como el acceso limitado a servicios de agua potable y saneamiento en algunas regiones. La vigilancia y la preparación para responder a nuevos brotes son esenciales para prevenir la reaparición de la enfermedad en el país.

Existen diversos factores de riesgo que pueden provocar el desarrollo de la enfermedad, entre los que se encuentran:

• Fuentes de agua contaminada.

• Consumo de mariscos crudos o poco cocidos.

• Consumo de frutas y verduras crudas especialmente cuando el riego es con agua de riego contaminada.

• Granos: en áreas afectadas por el cólera, granos como el arroz y el mijo pueden contaminarse después de la cocción si se dejan a temperatura ambiente durante varias horas, lo que permite la proliferación de la bacteria.

• Zonas con falta de servicios básicos como agua potable y drenaje.

• Crisis humanitarias: como conflictos armados o desastres naturales, que interrumpen los sistemas de agua y saneamiento, incrementan significativamente el riesgo de transmisión del cólera. 

• Hacinamiento: acumulación en campos superpoblados y las malas condiciones de higiene agravan aún más la situación, facilitando la propagación de la enfermedad.

• Reducción de ácido gástrico:  personas con niveles bajos de ácido gástrico, como niños, ancianos, o aquellos que toman antiácidos, ya que, normalmente actúa como una barrera contra las infecciones. 

• Exposición en el hogar: vivir con alguien que tiene cólera.

• Grupo sanguíneo O: tienen un riesgo dos veces mayor de desarrollar cólera en comparación con otros grupos sanguíneos, aunque las razones de esto no son completamente comprendidas.

El diagnóstico del cólera se confirma mediante pruebas específicas que permiten identificar la presencia de la bacteria Vibrio cholerae en las muestras de materia fecal del paciente. Las pruebas de laboratorio que pueden identificar el cólera son las siguientes:

• Cultivo de Vibrio Cholerae: es una prueba de laboratorio que utiliza muestras de heces en medios selectivos para facilitar el crecimiento de la bacteria Vibrio cholerae. Este procedimiento permite determinar el serogrupo y subtipo, lo que es crucial para identificar la variante específica del cólera.  Las muestras deben recolectarse durante la fase aguda de la enfermedad, antes de iniciar el tratamiento con antibióticos. Las colonias aisladas se identifican mediante pruebas bioquímicas y se confirman a través de serotipificación con antisueros específicos para Vibrio cholerae O1 o O139.

• Prueba de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa): esta prueba avanzada permite identificar con precisión las cepas de Vibrio cholerae utilizando genes específicos como el Vc-m, ctxA, y tcpA. Otros métodos, como la amplificación al azar de ADN polimórfico (RAPD) y la electroforesis en campo pulsado (PFGE), son útiles para estudios epidemiológicos y para la rápida diferenciación de cepas.

• Prueba rápida de tira reactiva: esta prueba no es tan precisa, por lo que los resultados positivos deben confirmarse con un cultivo cuando sea posible.

• Microscopía directa con contraste: se realiza en fases o campo oscuro para observar la motilidad (forma en la que se mueve la bacteria) característica de Vibrio cholerae. La motilidad puede ser inhibida usando antisueros específicos contra los serotipos O1 y O139.

• Tipificación de Secuencias Multilocus (MLST): esta técnica analiza la variabilidad genética y es útil para hacer inferencias evolutivas a nivel global, aunque no es ideal para estudios epidemiológicos a corto plazo.

Es importante distinguir el cólera de otras enfermedades que presentan síntomas similares, como aquellas causadas por cepas de Escherichia coli productoras de enterotoxinas, así como infecciones por Salmonella o Shigella.
Es posible que el médico solicite estudios adicionales para evaluar el estado de hidratación, así como el impacto en la función renal del paciente, mediante: 

• Niveles de electrolitos en la sangre y otros metabolitos.

• Niveles de nitrógeno ureico y creatinina.

El cólera puede avanzar rápidamente y ser mortal si no se trata de inmediato. La complicación más grave es la pérdida rápida de líquidos y electrolitos, que puede causar deshidratación severa y choque hipovolémico (el volumen de sangre disminuye drásticamente), llevando a la muerte en pocas horas debido a la caída de la presión arterial y disminución del flujo sanguíneo a órganos vitales. Además, existen otras complicaciones que se deben considerar, entre las que se encuentran:

• Hipoglucemia (bajo nivel de glucosa en sangre): ocurre cuando una persona está demasiado enferma para comer, lo que lleva a niveles peligrosamente bajos de glucosa en sangre, la principal fuente de energía del cuerpo. Los niños son especialmente vulnerables a esta complicación, que puede causar convulsiones, pérdida de conciencia e incluso la muerte.
• Hipopotasemia (bajo nivel de potasio): durante el cólera, se pierde una gran cantidad de minerales esenciales, incluido el potasio, a través de las heces. La hipopotasemia puede interferir gravemente en la función cardíaca y nerviosa, y puede ser mortal si no se trata.
• Insuficiencia renal: ocurre cuando los riñones pierden su capacidad para filtrar líquidos y desechos del cuerpo, lo que puede llevar a la acumulación de toxinas y desequilibrios peligrosos de electrolitos. Esta condición es potencialmente mortal y, en casos de cólera, suele acompañar al shock.

Estas complicaciones destacan la importancia de la atención médica rápida y adecuada en los casos de cólera para prevenir desenlaces fatales y reducir la gravedad de la enfermedad.

El cólera es una enfermedad infecciosa grave que, aunque prevenible y tratable, puede ser mortal si no se aborda a tiempo. La clave para combatir esta enfermedad radica en la mejora de las condiciones de saneamiento, el acceso a agua potable y la rápida intervención médica. A través de un diagnóstico preciso y la implementación de tratamientos adecuados, es posible reducir significativamente las complicaciones asociadas, como la deshidratación severa, el shock hipovolémico y otras afecciones críticas. La educación, la vigilancia epidemiológica y las medidas preventivas en comunidades vulnerables son esenciales para controlar y eventualmente erradicar el cólera en las regiones más afectadas. Con un enfoque integral y el compromiso global, es posible mitigar el impacto de esta enfermedad y salvar vidas.

Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez
          Ced. Prof. 13591084
          Escuela Superior de Medicina, I.P.N. 
Revisado/Modificado: septiembre 2024

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