Dengue | Tipos y diagnóstico
- 26 ago 2024
El dengue es una enfermedad viral causada por el virus del dengue, que pertenece al género Flavivirus de la familia Flaviviridae. Esta infección es transmitida a los seres humanos por la picadura de mosquitos del género Aedes, siendo el Aedes aegypti el principal vector.
Esta enfermedad afecta a personas de todas las edades y se caracteriza por síntomas similares a los de la gripe, como fiebre alta, dolor de cabeza, dolor detrás de los ojos, dolores musculares y articulares, erupciones cutáneas, y en algunos casos, puede progresar a formas más graves que requieren atención médica urgente.
Si deseas saber más sobre el dengue visita nuestro blog: ¿Qué es el dengue?
Fases de la Enfermedad del Dengue
El dengue depende de tres factores clave: el vector (mosquito del género Aedes), el virus, y un huésped susceptible (persona que no ha sido infectada por ese serotipo viral).
El dengue presenta un ciclo de vida viral complejo y una progresión clínica que se divide en tres fases principales:
- Fase febril: es la etapa inicial del dengue y se caracteriza por la aparición súbita de fiebre alta, que puede alcanzar los 40 °C, acompañado de otros síntomas. Esta fase suele durar entre 2 y 7 días.
- Fase crítica: comienza al final de la fase febril, cuando la fiebre disminuye. Esta etapa, que dura entre 24 y 48 horas, es la más peligrosa, especialmente en casos de dengue grave. En esta fase pueden ocurrir complicaciones graves como extravasación de plasma (escape de la sangre de los vasos sanguíneos a otros sitios), lo que puede llevar a choque hipovolémico (estado en el que el corazón no bombea correctamente la sangre), hemorragias severas y falla orgánica.
- Fase de recuperación: comienza una vez que el paciente supera la fase crítica, marcada por la reabsorción de líquidos y la estabilización de los signos vitales. Durante esta etapa, la fiebre desaparece completamente y los síntomas comienzan a mejorar. Aunque es la fase final y suele tener un buen pronóstico, es importante continuar monitoreando al paciente para detectar cualquier recaída o complicación tardía.
Epidemiología en México
En México, el dengue tiene una presencia significativa, afectando a 30 de los 32 estados del país, con excepción de la Ciudad de México y Tlaxcala. La geografía y el clima en estas regiones permiten la proliferación del mosquito Aedes aegypti, el principal vector del virus. A nivel global, el dengue es un problema de salud pública importante, con una distribución que abarca vastas áreas tropicales y subtropicales.
El dengue, ha sido caracterizado por brotes cíclicos en México que se ven impulsados por la circulación de múltiples serotipos del virus. En 2023, la aparición súbita del serotipo DENV-3 generó preocupación debido a su predominio y la gravedad de la enfermedad. Un análisis retrospectivo basado en los datos del sistema de vigilancia epidemiológica de ese año reveló que el DENV-3 fue el serotipo más prevalente, representando el 63.9% de los casos registrados. A pesar de su alta prevalencia, se observó que el serotipo DENV-2, aunque menos común, presentó una asociación más fuerte con la hospitalización, especialmente en grupos vulnerables como las mujeres embarazadas en su último trimestre, quienes enfrentaron un mayor riesgo de hospitalización y mortalidad.
El estudio también reveló que las coinfecciones, aunque presentes en un pequeño porcentaje de casos (0,75%), no tuvieron un impacto significativo en la gravedad de la enfermedad. Sin embargo, el hecho de que el DENV-2 estuviera asociado con una mayor severidad clínica subraya la necesidad de implementar estrategias de vigilancia y manejo diferenciadas para cada serotipo.
Este análisis de los serotipos circulantes en México enfatiza la importancia de mantener una vigilancia epidemiológica continua, que permita adaptar las intervenciones de salud pública según las dinámicas de los serotipos prevalentes y la demografía de la población afectada. Esto es crucial para mitigar el impacto de futuros brotes y reducir la carga de enfermedad en el país.
Tipos de dengue
El dengue es una enfermedad viral que puede manifestarse en dos formas principales: el dengue clásico y el dengue grave. Ambas formas son causadas por el virus del dengue, que cuenta con cinco serotipos conocidos: DENV-1, DENV-2, DENV-3, DENV-4 y DENV-5.
Cada serotipo puede causar cualquiera de las dos formas de la enfermedad, pero la reinfección con un serotipo diferente aumenta el riesgo de desarrollar dengue grave. A continuación, describiremos cómo suele manifestarse cada tipo.
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Dengue clásico: es la forma más común de la enfermedad y, generalmente, no presenta complicaciones graves. Con el tratamiento adecuado y cuidados básicos, la mayoría de los pacientes se recuperan por completo sin secuelas a largo plazo. Aunque el dengue clásico puede ser debilitante, rara vez pone en peligro la vida del paciente.
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Dengue grave: conocido anteriormente como dengue hemorrágico, es una manifestación mucho más peligrosa de la enfermedad. Este tipo tiene un período de incubación de entre cinco y ocho días y puede llevar a complicaciones serias, como hemorragias internas, taquicardias, dolor intenso en los huesos, alteraciones en la presión arterial, insuficiencia circulatoria, y deshidratación severa. Sin tratamiento adecuado y oportuno puede ser fatal. La coinfección con diferentes serotipos del virus del dengue aumenta significativamente el riesgo de desarrollar esta forma de la enfermedad, lo que subraya la importancia de la vigilancia y prevención continuas en las áreas endémicas.
Manifestaciones clínicas del dengue según la clasificación
- Dengue sin signos de alarma: fiebre alta de inicio súbito, cefalea intensa, dolor retro ocular, dolor muscular y articular, náuseas, vómitos, y exantema. Los pacientes suelen recuperarse sin complicaciones graves y pueden manejarse de forma ambulatoria con reposo. Aunque no presentan signos de alarma, es crucial vigilar la aparición de estos para prevenir complicaciones.
- Dengue con signos de alarma: dolor abdominal intenso y sostenido, vómitos persistentes, acumulación de líquidos (como ascitis y derrame pleural), sangrado de mucosas (ej. gingivorragia, epistaxis), hepatomegalia (>2 cm debajo del reborde costal), y un aumento progresivo del hematocrito. Estos pacientes requieren hospitalización para un monitoreo continuo para prevenir la progresión a formas más graves de la enfermedad.
- Dengue severo: complicaciones graves como shock por dengue, hemorragias severas, y daño grave de órganos como hepatitis, encefalitis, y miocarditis. Los pacientes con dengue severo requieren atención en unidades de cuidados críticos, con una intervención agresiva y, si es necesario, soporte respiratorio o vasopresores.
En México, el diagnóstico del dengue sigue un algoritmo que integra la calidad y oportunidad de la información generada por el laboratorio, lo cual es fundamental para la prevención y control de la enfermedad. Este algoritmo considera el uso combinado de pruebas serológicas, detección del antígeno NS1, y PCR en tiempo real, adaptándose según la gravedad de la enfermedad y el tiempo de evolución de los síntomas. Esto permite una respuesta rápida y efectiva, ajustada a las necesidades del sistema de salud y la situación epidemiológica del país.
El dengue es una enfermedad viral compleja y dinámica, que sigue representando una amenaza significativa en México y en muchas regiones del mundo. Su transmisión, principalmente a través del mosquito Aedes aegypti, y la existencia de múltiples serotipos virales complican tanto el diagnóstico como el tratamiento de la enfermedad. Es esencial comprender las distintas fases del dengue (febril, crítica y de recuperación) para poder identificar y tratar con eficacia los casos, en especial aquellos que evolucionan hacia formas graves.
Además, debido a la similitud de los síntomas del dengue con otras arbovirosis como el Zika y el Chikunguya, el diagnóstico preciso se vuelve crucial. La vigilancia epidemiológica, combinada con estrategias de prevención y control específicas para cada serotipo, es clave para mitigar el impacto del dengue en las poblaciones afectadas. A medida que la enfermedad continúa evolucionando, la integración de nuevas tecnologías y enfoques en la gestión de salud pública será fundamental para reducir la morbilidad y mortalidad asociadas con el dengue.
Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez
Ced. Prof. 13591084
Escuela Superior de Medicina, I.P.N.
Revisado/Modificado: agosto 2024
Referencias bibliográficas
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