Estudios clínicos clave en la detección y seguimiento del cáncer de mama
- 8 oct 2025
El cáncer de mama es uno de los tipos de cáncer más diagnosticados en mujeres y representa un importante desafío de salud pública a nivel mundial. Identificar la enfermedad en etapas tempranas aumenta las posibilidades de un tratamiento más eficaz y mejora las tasas de supervivencia. La detección de cáncer de mama y el seguimiento clínico no se limitan únicamente al diagnóstico inicial, sino que abarcan un proceso integral que incluye estudios de imagen, pruebas genéticas, análisis de laboratorio y revisiones médicas periódicas.
Estudios genéticos que ayudan a personalizar el seguimiento
Algunas personas tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama debido a mutaciones en genes específicos. Los más conocidos son BRCA1 y BRCA2. Estos genes funcionan como “protectores” del ADN. Cuando presentan alteraciones, las células acumulan errores y el riesgo de cáncer aumenta
Una prueba genética no diagnostica cáncer, pero sí informa si existe un riesgo elevado. Con esa información, el equipo médico puede diseñar un plan de vigilancia más cercano y personalizado. Las personas con mutaciones en BRCA1 o BRCA2 no siempre desarrollan cáncer, pero sí tienen más probabilidades. Por eso, conocer esta información permite estar un paso adelante.
BRCA1 y BRCA2, diferencias principales
Aunque ambos genes están relacionados con el cáncer de mama, cáncer en su forma hereditaria o familiar, no actúan igual:
- BRCA1: se asocia con más frecuencia a un tipo de cáncer llamado triple negativo, que suele ser más agresivo y no responde a tratamientos hormonales.
- BRCA2: sus mutaciones están más vinculadas a tumores que sí responden a terapias hormonales, lo que abre más alternativas de tratamiento.
Conocer las mutaciones en estos genes con un panel de cáncer de mama BRCA1-BRCA2 ayuda a los médicos a orientar mejor los estudios de seguimiento y las opciones terapéuticas.
Estudios de imagen para la detección de cáncer de mama y vigilancia
Mastografía
Es el estudio de referencia para la detección temprana. Se trata de una radiografía especial que muestra imágenes del tejido mamario con rayos X de baja intensidad. Puede identificar lesiones muy pequeñas, incluso antes de que se noten en una exploración física.
Ultrasonido glándula mamaria
Se utiliza como complemento de la mastografía, sobre todo en mujeres con mamas densas. Gracias a las ondas de sonido permite ver nódulos que podrían pasar desapercibidos en otros estudios. También puede solicitarse en mujeres menores de 40 años con la finalidad de tener un control de cómo es el tejido mamario y detectar alguna anomalía a tiempo.
Resonancia magnética
No se recomienda como estudio rutinario, pero sí en casos específicos: cuando existe una sospecha clara o cuando se busca ubicar con precisión un tumor ya detectado. También puede usarse en pacientes que ya han recibido tratamiento para vigilar posibles recurrencias.
Cuando alguna imagen muestra una alteración, se indica una biopsia. Este procedimiento analiza una muestra de tejido para confirmar o descartar la presencia de células cancerosas.
Pruebas de laboratorio y marcadores tumorales
El análisis de una biopsia es fundamental porque permite conocer con detalle el tipo de cáncer de mama. Cuando se toma una muestra de tejido que se obtiene a través de un procedimiento quirúrgico, esta se estudia en el laboratorio a través de lo que se llama análisis histopatológico, es decir, una observación cuidadosa de las células bajo el microscopio.
Además, se aplican técnicas especiales llamadas marcadores de inmunohistoquímicas. Aunque el nombre puede sonar complejo, en palabras sencillas se trata de un procedimiento de laboratorio que usa coloraciones o reactivos para “marcar” ciertas proteínas en las células . Para lograrlo, se emplean anticuerpos específicos que reconocen estas proteínas, como si fueran llaves que encajan solo en una cerradura determinada. Cuando el anticuerpo se une a la proteína que se busca, esta se vuelve visible bajo el microscopio.
Gracias a este método, los médicos pueden identificar con claridad características específicas del tumor, como:
Receptores hormonales (estrógeno y progesterona), que ayudan a saber si el tumor puede responder a tratamientos hormonales.
HER2, una proteína que indica si se puede utilizar un tipo de terapia dirigida contra este receptor.
Estas pruebas no solo confirman la presencia de cáncer, sino que también ayudan a definir con mayor precisión cuál es el tratamiento más adecuado para cada paciente.
En cambio, los marcadores tumorales en sangre cumplen otra función. No sirven para diagnosticar ni para clasificar el cáncer, pero sí son útiles en el seguimiento después del tratamiento, ya que pueden dar pistas sobre cómo evoluciona la enfermedad o si existe riesgo de recurrencia.
Controles médicos y evaluaciones complementarias
El cuidado no termina cuando acaba el tratamiento inicial. Las revisiones periódicas ayudan a detectar cambios y a proteger la salud integral.
Algunos estudios útiles en esta etapa son:
- Densitometría ósea: mide la salud de los huesos, especialmente en mujeres que reciben terapias hormonales.
- Perfil glucosa, colesterol y triglicéridos: revisa, factores importantes para la salud cardiovascular.
- Chequeos ginecológicos: recomendados en mujeres con mutaciones genéticas que también aumentan el riesgo de cáncer de ovario.
Salud mental, una parte esencial del cuidado
El cáncer de mama no solo impacta el cuerpo, también puede generar ansiedad, depresión o cambios en la autoestima. La psicooncología, que es la atención psicológica especializada en pacientes con cáncer, ayuda a mejorar la calidad de vida y brinda herramientas emocionales para enfrentar el proceso.
Estilo de vida después del tratamiento
El camino no termina cuando finaliza el tratamiento médico. Muchas mujeres describen esta etapa como un nuevo comienzo en el que es importante cuidar tanto el cuerpo como la mente. La evidencia científica ha mostrado que los hábitos de vida influyen en la recuperación, en la calidad de vida y en la salud a largo plazo de las sobrevivientes de cáncer de mama.
Adoptar cambios positivos no significa hacer todo de un día para otro ni seguir reglas rígidas. Se trata de dar pequeños pasos que, sumados, pueden marcar una gran diferencia.
Alimentación equilibrada
Seguir una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales y alimentos frescos aporta vitaminas, minerales y antioxidantes que ayudan al organismo a mantenerse fuerte. No se trata de prohibir, sino de encontrar un balance en el que los alimentos saludables ocupen un lugar principal en el día a día.
Un plato colorido suele ser una buena señal: cada color en las frutas y verduras aporta nutrientes distintos que benefician al cuerpo.
Actividad física regular
El ejercicio no solo fortalece el cuerpo, también ayuda a reducir la fatiga, mejorar el ánimo y recuperar la confianza en uno mismo. No es necesario realizar rutinas intensas: caminar, bailar, practicar yoga o nadar pueden ser opciones seguras y efectivas.
Lo importante es encontrar una actividad que resulte agradable, porque eso aumenta la posibilidad de mantenerla en el tiempo.
Mantener un peso saludable
El peso corporal está relacionado con la salud general. Diversos estudios muestran que un peso equilibrado puede asociarse con un menor riesgo de que el cáncer reaparezca y contribuye a prevenir otras enfermedades, como la diabetes o la hipertensión.
No se trata de imponer reglas estrictas, sino de resaltar que la alimentación, el ejercicio y el autocuidado son aliados para la salud integral.
Un cuidado integral que va más allá del diagnóstico
El cáncer de mama requiere una atención integral. Los estudios clínicos, genéticos, de imagen, de laboratorio y los controles médicos forman un conjunto de herramientas que ayudan a detectarlo a tiempo y a dar seguimiento después del tratamiento.
Además de la ciencia, el acompañamiento emocional y los hábitos saludables juegan un papel importante en la calidad de vida. Cada estudio, cada revisión y cada conversación con el equipo médico son pasos que suman en el camino hacia una mejor atención y un futuro con más salud y bienestar.
Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez
Ced. Prof. 13591084
Escuela Superior de Medicina, I.P.N.
Revisado/Modificado: octubre 2025
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