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¿Qué es la COVID 19?

Es la imagen de una prueva de covid 19, la cual es sostenida por un personal de la salud que esta usando guantes de látex  color azul.

La COVID-19, causada por el virus SARS-CoV-2, es una enfermedad respiratoria que causó una pandemia en 2020 después de su descubrimiento en diciembre de 2019. Los virus del género coronavirus se han identificado desde hace mucho tiempo como patógenos humanos y se dividen en cuatro géneros: 

  • Alpha: infectan a los humanos virus como HCoV-229E y HCoV-NL63.

  • Beta: infectan a los humanos virus como HCoV-HKU1, HCoV-OC43, SARS-CoV-1, MERS-CoV y SARS-CoV-2.

  • Gamma: infectan principalmente a aves y especies porcinas.

  • Delta: infectan principalmente a aves y especies porcinas.

Entre los siete coronavirus humanos identificados, el SARS-CoV, el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS)-CoV y el SARS-CoV-2 son los más patógenos, causando brotes significativos con altas tasas de mortalidad.
El virus SARS-CoV-2 tiene gran relevancia por su alta capacidad de transmisión y la facilidad con la que muta. Desde su aparición, se han identificado diversas variantes, como la Alpha, Beta, Delta y Ómicron, cada una con diferencias en transmisibilidad y gravedad de la enfermedad. La variante Ómicron y sus subvariantes (BA.4 y BA.5) han demostrado ser altamente transmisibles.
El genoma del SARS-CoV-2 es una sola cadena de material genético (ARN) con aproximadamente 30,000 nucleótidos (moléculas genéticas) que permiten la creación tanto de proteínas estructurales como no estructurales. Dentro de las proteínas estructurales más importantes se encuentran: 

  • Proteína N: se une al material genético del virus.

  • Proteínas E y M: ancladas en la membrana.

  • Proteína S (Spike o Espiga): es esencial cuando ocurre la infección del virus, actuando como la "llave" que permite la entrada del virus a las células.  

¿Cómo se transmite? 

La COVID-19 se transmite principalmente a través del aire mediante pequeñas gotas o aerosoles (partículas diminutas en el aire). Este virus tiene una especial afinidad (tropismo) por los tejidos de la nariz, la garganta y las vías respiratorias, debido a la presencia de una enzima (proteína funcional) llamada ECA2. Existen dos mecanismos de transmisión:

  1. Contacto con las secreciones de una persona infectada: se genera cuando una persona infectada tose, estornuda, canta, hace ejercicio o habla. Estas gotas pueden recorrer distancias cortas y depositarse directamente en las superficies mucosas de otra persona (ojos, nariz, boca).

  2. Contacto con superficies contaminadas (fómites): ocurre cuando las secreciones respiratorias contaminan superficies. Si una persona toca una superficie contaminada y luego se toca la cara (ojos, nariz, boca), puede infectarse.

¿Cómo afecta el virus al organismo?

El proceso de infección ocurre por fases: 

Primera fase

  • El virus SARS-CoV-2 infecta las células humanas utilizando una proteína llamada S, con forma de S y que se localiza en la superficie del virus. Esta proteína se une a un receptor en la célula humana conocido como ECA2 (Enzima Convertidora de Angiotensina 2, una proteína en la superficie de ciertas células).  El virus infecta ciertos tipos celulares en la cavidad nasofaríngea, pero generalmente no provoca una respuesta inmune activa. Esto es característico de las infecciones asintomáticas.

Segunda fase

  • En esta fase existe un cambio estructural en la proteína S, lo que permite la exposición de sitios específicos donde las proteasas (enzimas que rompen proteínas) pueden actuar. Esto permite la creación de las proteínas S1 y S2, que ayudan al virus a introducirse a las células mediante un proceso llamado endocitosis.  La infección progresa a los bronquios y bronquiolos, manifestándose con síntomas de inflamación pulmonar que pueden o no estar acompañados de hipoxia.

Tercera fase

  • Una vez dentro de la célula, el ARN viral (material genético del virus) se replica y se traduce para producir nuevas partículas virales, que luego son liberadas para infectar otras células. El tiempo de incubación (período entre la exposición al virus y la aparición de síntomas) del SARS-CoV-2 generalmente oscila entre 2 y 14 días, con un promedio de 5 a 6 días. Durante este periodo, el virus se replica y comienza a afectar las células del cuerpo, sin necesariamente causar síntomas inmediatos.

Cuarta fase o etapa final

  • El virus logra llegar a la parte final de los bronquios: los alvéolos, estructuras compuestas por neumocitos tipo I, neumocitos tipo II y vasos capilares, son responsables del intercambio de gases (oxígeno por dióxido de carbono). Los neumocitos tipo II se encargan de secretar una sustancia que evita que el colapso de los alvéolos después de la exhalación. Cuando los virus invaden estas células disminuyen la producción de dicha sustancia y aumentando la inflamación lo que disminuye la respiración y el intercambio de gases. 

El SARS-CoV-2 no solo afecta los pulmones, sino que también puede tener impactos significativos en otros sistemas del cuerpo, incluyendo el cardiovascular, renal, gastrointestinal y neurológico. La infección puede causar inflamación sistémica, coagulopatías y daño a órganos vitales, lo que subraya la gravedad potencial de la enfermedad.

¿Cómo responde el sistema inmune al virus?

El sistema inmune se divide en dos tipos: la inmunidad innata, primera línea de defensa, y la inmunidad humoral, encargada de producir anticuerpos. 


¿Qué ocurre con la inmunidad Innata?


Cuando el SARS-CoV-2 entra en el cuerpo se activa la respuesta innata. Esta respuesta inicial no es específica para el virus, pero actúa rápidamente para intentar controlar la infección. Las células inmunitarias innatas, como los macrófagos y las células dendríticas, reconocen el virus y activan una cascada de señales que incluyen la producción de interferones y otras citocinas inflamatorias. Estas señales son cruciales para alertar y reclutar más células inmunitarias, amplificando la respuesta para eliminar la infección, creando una respuesta inflamatoria. Sin embargo, una respuesta inmunitaria innata desregulada puede resultar en la producción excesiva de citocinas, conocidas como tormenta de citocinas, que pueden causar daño tisular severo y agravar la enfermedad.


¿Qué ocurre con la inmunidad Humoral?


La inmunidad humoral se refiere a la producción de anticuerpos específicos contra el SARS-CoV-2. Los anticuerpos son proteínas producidas por los linfocitos B que reconocen y neutralizan patógenos (microorganismos) específicos. En el caso del SARS-CoV-2:

  • IgM: suelen aparecer alrededor del cuarto día post-infección, alcanzando su máximo alrededor del día 20 y disminuyendo posteriormente.

  • IgG: tardan más en aparecer, pero permanecen elevados durante varios meses, proporcionando una protección más prolongada contra el virus.

  • IgA: otro tipo de anticuerpo juega un papel importante en la protección de las superficies mucosas, neutralizando el virus y evitando su adhesión a las células epiteliales.

Tipos de pruebas de diagnóstico

El diagnóstico de la COVID-19 es crucial para controlar la propagación del virus y proporcionar el tratamiento adecuado a los pacientes. Existen varias pruebas diagnósticas que detectan diferentes componentes del SARS-CoV-2 o la respuesta inmune del cuerpo al virus. Entre las que se encuentran:

Detección de SARS-CoV-2 RNA (COVID-19) por RT-qPCR (reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa y cuantificación en tiempo real): esta prueba detecta el ARN viral del SARS-CoV-2 en muestras respiratorias (como hisopados nasofaríngeos). El ARN viral se convierte en ADN complementario (ADNc) mediante la enzima transcriptasa inversa. El ADNc se amplifica en ciclos sucesivos utilizando la técnica de PCR. Durante cada ciclo, se cuantifica la cantidad de ADNc presente en tiempo real. Esta prueba detecta la presencia del ARN del virus, lo que indica una infección activa.

Prueba de antígeno de SARS-CoV-2 (COVID-19): es una prueba rápida que detecta proteínas específicas del virus, como la proteína N (nucleocápside). Se recoge una muestra de la nasofaringe mediante un hisopo, la cual se coloca en un dispositivo de prueba que contiene anticuerpos específicos que se unen a los antígenos del virus. Si el antígeno viral está presente, se produce una reacción que genera una señal visible, como una línea coloreada en una tira reactiva. Esta prueba detecta las proteínas virales presentes en la superficie del SARS-CoV-2, lo que indica una infección activa.

Anticuerpos IgG e IgM anti-SARS-CoV-2: detectan la respuesta inmunitaria del cuerpo al virus. Estas pruebas pueden indicar una infección pasada o en curso dependiendo del tipo de anticuerpo detectado. Se recoge una muestra de sangre del paciente. La presencia de anticuerpos IgM indica una infección reciente o en curso (son detectables después de 7 días de la infección), mientras que los anticuerpos IgG (aparecen después de los 14 días) indican una infección pasada y una posible inmunidad. 

¿Cuándo acudir al médico?

Buscar atención médica es crucial para tratar adecuadamente la enfermedad, sobre todo en los siguientes casos: Si tu prueba de COVID-19 da positivo.

  • Si tienes síntomas de COVID-19, como fiebre, tos, pérdida del gusto o el olfato, entre otros.

  • Si has estado en contacto con alguien que tiene COVID-19.

Las personas con alto riesgo de enfermedad grave debido a COVID-19, como aquellas con condiciones médicas subyacentes o personas mayores, deben recibir atención médica inmediata. Sobre todo, si existe alguno de los siguientes síntomas:

  • No puede recuperar el aliento o tiene problema para respirar.

  • La piel, labios o lechos ungueales (parte blanquecina en forma de medialuna de la uña) se vuelven pálidos, grises o azules.

  • Confusión repentina o desorientación.

  • Dificultad para mantenerse despierto o para despertar.

  • Dolor o presión constante en el pecho.


Esta lista no incluye todos los posibles síntomas de emergencia. Si tú o alguien bajo tu cuidado presenta síntomas que te preocupan, no dudes en buscar ayuda médica. Siempre informa a tu equipo de atención médica sobre una prueba positiva para COVID-19 o cualquier síntoma de la enfermedad.

La COVID-19, causada por el virus SARS-CoV-2, ha transformado nuestra forma de vida y nos ha obligado a adaptarnos a nuevas realidades sanitarias. Comprender cómo se transmite el virus, cómo diagnosticarlo eficazmente y cuándo buscar atención médica es crucial para controlar la transmisión y proteger nuestra salud y la de quienes nos rodean. Diversas pruebas diagnósticas, como la detección de SARS-CoV-2 RNA por RT-qPCR, la prueba de antígeno de SARS-CoV-2 y la detección de anticuerpos IgG e IgM, nos permiten identificar tanto infecciones activas como respuestas inmunitarias. 

Es vital que las personas con síntomas o que han estado expuestas al virus consulten a un profesional de atención médica. Además, reconocer los signos de emergencia y buscar ayuda de inmediato puede ser determinante para la recuperación y la salud general del paciente. Mantenernos informados y actuar con prontitud no solo ayuda a frenar la propagación del virus, sino que también garantiza que aquellos afectados reciban el tratamiento adecuado a tiempo.

Enfrentar la COVID-19 requiere un esfuerzo conjunto, basado en el conocimiento y la acción rápida. Siguiendo las recomendaciones médicas y utilizando las herramientas de diagnóstico disponibles, podemos navegar estos tiempos desafiantes con mayor seguridad y confianza.

 

Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez
          Ced. Prof. 13591084
          Escuela Superior de Medicina, I.P.N. 
Revisado/Modificado: agosto 2024

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