¿Qué es la demencia senil?
- 23 ago 2024
La demencia senil es un síndrome que se caracteriza por una progresiva disminución de las funciones mentales, como la memoria, la orientación, el razonamiento y el juicio. Este deterioro lo causan diversas lesiones orgánicas en el cerebro, lo suficientemente graves como para afectar a la capacidad del paciente para desenvolverse en la sociedad o en su familia.
Aunque comúnmente se asocia con el envejecimiento, la demencia no es una consecuencia inevitable de este proceso. De hecho, se estima que la prevalencia de demencia aumenta significativamente con la edad, afectando principalmente a las personas mayores de 65 años. Los tipos más comunes de demencia incluyen la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular, que en conjunto representan un importante desafío para la salud pública a nivel mundial.
Causas
La demencia senil es una condición multifactorial que puede tener varias causas subyacentes, siendo la más frecuente la enfermedad de Alzheimer, caracterizada por una degeneración progresiva del cerebro debido a la acumulación de placas beta amiloide. Existen otras causas, entre las que se encuentran:
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Reducción del flujo sanguíneo al cerebro: provoca demencia vascular debido a accidentes cerebrovasculares o lesiones vasculares, resultado de múltiples eventos pequeños que dañan progresivamente el tejido cerebral.
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Infecciones del sistema nervioso central
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Tumores cerebrales
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Hematomas subdurales: acumulación de sangre en el cerebro que puede ejercer presión y dañar el tejido cerebral.
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Hidrocefalia: acumulación de líquido cefalorraquídeo en los ventrículos del cerebro, que aumenta la presión intracraneal y afecta la función cerebral.
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Exposición a toxinas
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Consumo excesivo de alcohol
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Deficiencias vitamínicas: especialmente el déficit de vitamina B12.
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Hipertensión arterial: presión arterial elevada que puede provocar cambios degenerativos o vasculares en el cerebro.
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Genotipo de apolipoproteína E (APO E4): este genotipo se ha vinculado tanto a la forma familiar de inicio tardío como a los casos esporádicos de demencia.
Factores de riesgo
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Edad avanzada: a partir de los 65 años.
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Sexo femenino: las mujeres tienen un riesgo mayor.
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Antecedentes familiares de demencia o síndrome de Down.
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Antecedentes de trauma craneal
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Depresión en la vejez
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Bajo nivel de escolaridad: un nivel educacional bajo se considera un factor de riesgo, debido a la menor reserva cognitiva.
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Enfermedades cardiovasculares: condiciones como la diabetes mellitus, y el hipercolesterolemia contribuyen al riesgo de demencia debido a su impacto en la salud cerebral.
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¿Cómo se detecta?
El diagnóstico de la demencia senil es un proceso complejo que requiere una evaluación detallada de los síntomas cognitivos y conductuales del paciente. Es crucial diferenciar la demencia de otras condiciones que podrían presentar síntomas similares, como la depresión o los efectos secundarios de ciertos medicamentos.
Proceso Diagnóstico:
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Evaluación clínica: el primer paso en el diagnóstico de la demencia senil es una evaluación clínica exhaustiva que incluya una historia médica completa, un examen físico y una evaluación cognitiva. Los médicos buscan signos de deterioro en funciones mentales clave como la memoria, el lenguaje, el pensamiento abstracto y la capacidad para llevar a cabo tareas cotidianas.
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Pruebas neuropsicológicas: estas pruebas evalúan la función cognitiva de manera más detallada. Este tipo de pruebas son fundamentales para diferenciar entre tipos de demencia y otras condiciones como el envejecimiento normal. Un ejemplo de estas pruebas es el examen minimental que permite medir el nivel de deterioro en áreas específicas como la memoria o el lenguaje
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Neuroimágenes: las técnicas de imagen, como la tomografía computarizada de cráneo (TC) o la resonancia magnética (RM) de cráneo, son utilizadas para observar la estructura del cerebro y detectar cualquier anomalía que pueda estar causando el deterioro cognitivo. Son útiles para identificar cambios estructurales en el cerebro asociados con la demencia. Pueden detectar, atrofia cerebral, lesiones vasculares, tumores, hemorragias, infartos cerebrales o hidrocefalia. La atrofia en áreas específicas del cerebro, como el hipocampo, puede ser un indicador de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
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Biomarcadores y análisis de laboratorio: en algunos casos, los médicos pueden utilizar biomarcadores específicos presentes en el líquido cefalorraquídeo o en la sangre para confirmar un diagnóstico de Alzheimer u otra forma de demencia. Estos biomarcadores pueden incluir la presencia de placas amiloides o tau, proteínas que se acumulan anormalmente en el cerebro de personas con Alzheimer. También pueden requerir otras pruebas, como las siguientes:
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Vitamina B12 en suero: evalúa el nivel de la vitamina en suero. La deficiencia de esta vitamina puede causar síntomas neurológicos similares a los de la demencia, pueden llevar a una anemia megaloblástica, que también afecta la función cognitiva.
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Biometría hemática: esta prueba evalúa los componentes celulares de la sangre, incluyendo los glóbulos rojos, blancos y las plaquetas. Esta prueba puede identificar anemia, infecciones o alteraciones hematológicas que puedan contribuir al deterioro cognitivo o confundirse con los síntomas de demencia senil.
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Ac A virus de inmunodeficiencia (VIH) en suero: evalúa la presencia de anticuerpos contra el VIH en el organismo, se utiliza para descartar una demencia asociada al VIH, conocida como encefalopatía por VIH. Esta condición puede presentar síntomas cognitivos y de comportamiento similares a los de la demencia senil.
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VDRL: se utiliza para detectar la sífilis, que, si no se trata, puede llevar a neurosífilis, una condición que afecta el sistema nervioso central y puede causar síntomas similares a la demencia. Es esencial en el diagnóstico diferencial de la demencia senil para descartar causas infecciosas tratables.
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En el diagnóstico de la demencia senil, es crucial diferenciarla de otras condiciones que pueden presentar síntomas similares, especialmente la depresión. Esta distinción es esencial porque la depresión puede imitar los síntomas de la demencia, un fenómeno conocido como pseudodemencia.
Diferenciando la Depresión de la Demencia Senil en el Diagnóstico
La diferenciación entre depresión y demencia es crucial en el diagnóstico, ya que ambas condiciones pueden compartir síntomas similares, como la pérdida de memoria y la apatía. Sin embargo, en la depresión, los síntomas cognitivos son más fluctuantes y pueden mejorar con el tratamiento antidepresivo, mientras que, en la demencia, el deterioro cognitivo es progresivo y no reversible. Esta distinción se puede apoyar mediante la aplicación de escalas como la Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage, que ayuda a evaluar la presencia de depresión en adultos mayores. A continuación, abordaremos los puntos que diferencian a la depresión de la demencia.
Diferencias entre la depresión en la vejez y la demencia | |
Depresión | Demencia |
Es tratable y reversible. | Es un trastorno progresivo e irreversible, lo que requiere un enfoque de tratamiento diferente. |
Pueden mostrar falta de concentración y atención, pero generalmente estos síntomas mejoran con la motivación y el tratamiento adecuado. | La falta de concentración es más persistente y no mejora con la estimulación o motivación. |
Suelen ser conscientes de sus déficits cognitivos y pueden exagerar estos problemas. | No son conscientes de la magnitud de su deterioro cognitivo, lo que lleva a una subestimación de sus síntomas. |
Se presenta rápidamente y sus síntomas cambian día a día. | Tiene un inicio más insidioso, con un deterioro cognitivo progresivo y constante. |
Complicaciones
Al ser una enfermedad que provoca daños conforme el tiempo, hay varias complicaciones que pueden presentar los pacientes, como las siguientes.
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Pérdida de la independencia: perder progresivamente la capacidad de realizar actividades cotidianas.
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Desnutrición: ocasionada por falta de interés en la comida y por la dificultad para comer debido a problemas motores o de coordinación.
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Infecciones: tienen un mayor riesgo de infecciones, especialmente neumonía e infecciones del tracto urinario, debido a la inmovilidad, la incontinencia y la dificultad para comunicar síntomas.
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Úlceras por presión: la inmovilidad prolongada puede provocarlas.
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Caídas y fracturas: los problemas de equilibrio, coordinación y percepción espacial aumentan el riesgo de caídas.
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Problemas psiquiátricos: como la depresión, la ansiedad y la psicosis, complicando aún más la atención y el manejo del paciente.
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Muerte prematura: puede acortar la esperanza de vida, especialmente en sus etapas avanzadas, debido a las complicaciones mencionadas.
La demencia senil es una condición compleja que no solo afecta la memoria y otras funciones cognitivas, sino que también tiene un impacto profundo en la calidad de vida de los pacientes y sus familias. A través de un diagnóstico temprano y preciso, es posible implementar estrategias que disminuyan la aceleración de su progresión y mejoren el bienestar del paciente.
Las pruebas diagnósticas, como las evaluaciones cognitivas, los estudios de imagen y los análisis de laboratorio, son esenciales para identificar la enfermedad y distinguirla de otras condiciones con síntomas similares, como la depresión.
Asimismo, la identificación y gestión de factores de riesgo y complicaciones potenciales, como las infecciones o las caídas, son cruciales para ofrecer un cuidado integral y prolongar la vida de los afectados. Aunque la demencia senil es una enfermedad que no tiene cura, con la atención adecuada, es posible maximizar la calidad de vida y apoyar tanto al paciente como a su entorno familiar.
Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez
Ced. Prof. 13591084
Escuela Superior de Medicina, I.P.N.
Revisado/Modificado: agosto 2024
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