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¿Sabías que la presión social para seguir dietas puede afectar tu salud mental?

Es la imagen de una mesa con comida saludable, hay una persona sentada a la mesa que esta sosteniendo un teléfono celular con una aplicación abierta.

En la actualidad, constantemente somos bombardeados con mensajes sobre cómo debe lucir un cuerpo “perfecto”. Aunque la realidad es que la publicidad se enfoca en cómo podemos lograrlo y, para este fin, clasifica a los alimentos como “buenos” o “malos”.  ¿Realmente existen alimentos malos? ¿Qué determina que se clasifiquen de esa forma?

Ante estas preguntas, tanto hombres como mujeres, nos hacemos de una idea errónea: los alimentos son malos para nuestra salud. La realidad tangible es que existen múltiples enfermedades que se relacionan con los alimentos, en particular con su ingesta excesiva, pero no significa que realmente sean malos, más bien no somos capaces de conocer nuestro autocontrol al momento de consumirlos.

Pongamos un ejemplo: si hoy me levanto con ganas de consumir una rebanada de pizza y continúo con ese pensamiento y trato de reprimirlo, al final cuando mi antojo venza mi pensamiento de “no debo comerlo porque es malo”, es probable que sienta una necesidad imperiosa de consumir más rebanadas porque, de todas formas, “he roto la dieta”. Desde un punto de vista psicológico y nutricional, a esto se le conoce como “efecto de la manzana prohibida”.

Pero ¿qué pasaría si nosotros decidimos consumir esa rebanada de pizza y satisfacemos nuestro antojo? ¿Tendría el mismo efecto en nuestra salud física y psicológica? La respuesta es no. Ceder ante un deseo de este tipo nos permite controlar la cantidad que consumimos. Si cambiamos nuestro pensamiento a: “Sé que este alimento es poco nutritivo, pero realmente tengo ganas de comerlo; lo comeré con moderación y eso no tiene por qué afectar mi cuerpo”, la situación cambia, ¿verdad?

¿Cómo influye la sociedad en nuestra autopercepción?

Aunque la publicidad llega a todos, las mujeres somos más propensas a seguir distintas conductas para alcanzar el ideal de cuerpo femenino. ¿Cuál es la razón de que suceda de esta forma? Desde tiempos remotos ha existido una presión social para el estándar de belleza tanto femenina como masculina y han variado adaptándose a la época que se está viviendo. En este contexto, el cuerpo femenino ha cambiado, desde una delgadez y espalda angosta como en el estándar en el antiguo Egipto hasta la delgadez con resalto del área muscular del abdomen, bustos y muslos grandes de hoy en día.

Para lograr estos estándares, a veces se recurre a dietas restrictivas que pueden poner en peligro la salud física e incluso a la cirugía cosmética para “perfeccionar” nuestro cuerpo. Y ese es un grave problema: cuando buscamos un cambio estético, queremos que suceda rápido, sin esfuerzo.

Tal parece que la estética es la principal razón que nos motiva a tomar la decisión de hacer un cambio en nuestros cuerpos para evitar el rechazo social, de acuerdo con el prototipo de hombre o mujer que la moda actual favorece. A pesar de ello, no debemos solo quedarnos en este constructo social. También es importante considerar que la obesidad, una de las principales pandemias, trae consigo resultados catastróficos para la salud, y esto no significa que exista “gordofobia”.

Cada cuerpo es distinto, tanto genéticamente como metabólicamente. Algunas personas somos más propensas al sobrepeso que otras, lo cual no implica que no podamos modificar hábitos para controlar esta predisposición. El problema radica cuando deseamos constantemente los estándares actuales que tal vez no son posibles para nuestra composición corporal.

¿Cómo nos afecta la cultura de la dieta? 

Existen muchas dietas que se han comprobado científicamente para apoyar a los pacientes con problemas específicos. Sin embargo, la constante idea del cuerpo perfecto ha llevado a que estas dietas solo se enfoquen en un solo objetivo: la pérdida de peso.

Desde la dieta cetogénica (alta en grasas y baja en carbohidratos) hasta el ayuno intermitente, muchas se han llevado al extremo porque pueden ser útiles para la pérdida de peso, pero no todas son aptas para todas las personas.

Lo más saludable es acudir con un profesional capacitado para poder entender cómo comer y en qué cantidades, dependiendo de las necesidades de nuestro cuerpo, y tenemos que admitirlo, pocas veces acudimos por esta ayuda, ya que es más sencillo acceder a internet y seguir los múltiples consejos que se dan para llevar a cabo una “dieta”.

Además, la obsesión con la pérdida de peso y la búsqueda del cuerpo perfecto pueden llevar a conductas alimentarias de riesgo, que posteriormente pueden desencadenar trastornos alimentarios como la anorexia, la bulimia o el trastorno por atracón. Estos trastornos no solo afectan la salud física, sino también la mental y pueden tener consecuencias graves.

Lamentablemente la sociedad no promueve un estilo de vida saludable. Más bien promueve la comida como algo negativo que se debe reducir, de forma inmediata y pasajera para lograr “la belleza perfecta”. Por este motivo, es fundamental reconocer que cada cuerpo es único y merece ser tratado con respeto y cuidado. En lugar de seguir dietas restrictivas que pueden poner en peligro nuestra salud, es importante buscar un equilibrio nutritivo y sanar nuestra relación con la comida. Promover una cultura que celebre la diversidad corporal sin comprometer nuestra salud, y fomentar la comprensión de que los cambios físicos, mentales y de hábitos alimenticios requieren tiempo y contribuyen a largo plazo a nuestra calidad de vida.

 

Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez

          Ced. Prof. 13591084

          Escuela Superior de Medicina, I.P.N.

Elaborado: julio 2024

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Barrera-Carranza, Y. Z. (2021). Ideal de cuerpo femenino y cultura de la dieta: retos y recomendaciones para la mujer de hoy. Apuntes de bioética, 4(2), 56–72. https://doi.org/10.35383/apuntes.v4i2.682
  2. Coll, G. N. (2022, agosto). GORDOFOBIA Y LA CULTURA DE LA DIETA. Instituto Psicología- Sexología Mallorca. https://www.psicologiasexologiamallorca.com/gordofobia-y-la-cultura-de-la-dieta/

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