Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)

El cerebro humano es una estructura compleja y maravillosa, compuesta por aproximadamente 86 mil millones de neuronas interconectadas. Estas células nerviosas son responsables de transmitir información a lo largo de diversas áreas del cerebro y el cuerpo, permitiendo todas nuestras funciones cognitivas, emocionales y físicas.

En un cerebro sano, la corteza prefrontal juega un papel crucial en funciones ejecutivas como la toma de decisiones, el control de impulsos, la atención y la planificación. Esta área del cerebro trabaja en armonía con otras regiones, como el sistema límbico, que regula las emociones, y el hipocampo, esencial para la formación de la memoria.

Las neuronas se comunican entre sí a través de una región especializada llamada sinapsis. En esta, una neurona puede comunicarse con otra célula blanco, como otra neurona, una célula muscular o una célula glandular. Las sinapsis pueden ser eléctricas o químicas; estas últimas utilizan neurotransmisores como la dopamina o el GABA, que pueden brindar señales excitadoras o inhibidoras, respectivamente. Estos neurotransmisores son fundamentales para la regulación del estado de ánimo, la atención y la motivación. Un equilibrio adecuado de estos químicos es crucial para el funcionamiento óptimo del cerebro.

El cerebro de individuos con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) presenta diferencias notables en su estructura y funcionamiento en comparación con un cerebro sano. Estas diferencias se observan principalmente en la corteza prefrontal, que puede estar menos desarrollada o funcionar de manera distinta.

Diferencias en su estructura y función:

1. Corteza prefrontal: en personas con TDAH suele mostrar un volumen y una actividad disminuidos. Esta área del cerebro es crucial para la regulación de la atención, la planificación y el control de impulsos. Las dificultades en estas funciones son características principales del TDAH.
2. Neurotransmisores: como la dopamina y la norepinefrina pueden estar desequilibrados. La dopamina es vital para el control de los movimientos, la regulación emocional y la atención, mientras que la norepinefrina afecta la concentración y la respuesta a estímulos. Un déficit en estos neurotransmisores puede llevar a síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad.
3. Conectividad neuronal, hay probabilidad de que las vías que conectan la corteza prefrontal con otras regiones del cerebro, como el sistema límbico y el cerebelo, pueden ser menos eficientes. 
4. Cerebelo: es el responsable de la coordinación y el control motor, estudios han mostrado que el cerebelo puede ser más pequeño en individuos con TDAH.
5. Sistema límbico: este sistema, que incluye estructuras como el hipocampo y la amígdala, es responsable de las emociones, la memoria y la motivación. El hipocampo juega un papel crucial en la formación y organización de nuevos recuerdos, mientras que la amígdala es vital para la regulación emocional.

Estas diferencias estructurales y funcionales en el cerebro explican muchos de los síntomas observados en estos pacientes. La comprensión de estas alteraciones permite desarrollar estrategias y tratamientos más efectivos para manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes viven con este trastorno. 

El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición compleja que se desarrolla debido a una interacción de factores genéticos, neurobiológicos y ambientales durante el crecimiento. A continuación, se explica en detalle qué ocurre durante el crecimiento para provocar este trastorno.

• Factores genéticos y hereditarios: los genes relacionados con el metabolismo de los neurotransmisores, especialmente la dopamina, están fuertemente implicados. Las variaciones en los genes que codifican los receptores de dopamina (como el receptor de dopamina D4 y D5) y los transportadores de dopamina (como DAT1) se han asociado con un mayor riesgo de TDAH. 
• Nacimiento prematuro: se relaciona con un desarrollo incompleto de algunas áreas del cerebro, lo cual puede afectar la regulación de la atención y el control de impulsos.
• Factores ambientales

• Exposición prenatal al tabaco, el alcohol o ciertos medicamentos durante el embarazo puede aumentar el riesgo de TDAH en el bebé. 
• Estrés prenatal y postnatal: el estrés experimentado por la madre durante el embarazo y las condiciones estresantes en la infancia temprana, como la falta de atención adecuada o la adversidad psicosocial, se relacionan fuertemente.
• Nutrición y salud deficientes pueden afectar el desarrollo cerebral y aumentar el riesgo de TDAH.

Para diagnosticar el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), es necesario seguir un proceso minucioso. No existe una prueba de laboratorio única para identificar el TDAH, pero una parte clave del diagnóstico es la realización de un examen médico que conlleva responder una lista de preguntas para evaluar la frecuencia y severidad de los síntomas del TDAH. 

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) puede dificultar significativamente la vida de quienes lo padecen, y está asociado con diversas complicaciones que afectan múltiples aspectos de la vida diaria. 

En la infancia pueden ocurrir las siguientes:

• Bajo desempeño en la escuela: las dificultades para concentrarse y seguir instrucciones pueden llevar a un rendimiento inferior al esperado. 
• Baja autoestima: las experiencias repetidas de fracaso y frustración pueden erosionar esta área.
• Trastornos del estado de ánimo: pueden sufrir de depresión, trastorno bipolar u otros trastornos del estado de ánimo.
• Impedimentos para el aprendizaje: dificultades en la comprensión y la comunicación.

Mientras que, en la adultez pueden añadirse:

• Bajo desempeño laboral
• Desempleo: las personas con TDAH pueden tener dificultades para mantener un empleo estable debido a problemas de organización y atención.
• Problemas económicos: la inestabilidad laboral y los problemas de gestión financiera pueden resultar en dificultades económicas.
• Problemas con la Ley: la impulsividad y la falta de atención pueden llevar a comportamientos imprudentes, aumentando el riesgo de tener problemas legales.
• Consumo inadecuado de alcohol u otras sustancias: se desarrolla como un mecanismo de afrontamiento.
• Accidentes frecuentes: la impulsividad y la falta de atención pueden llevar a una mayor probabilidad de sufrir accidentes automovilísticos y otros tipos de accidentes.
• Relaciones inestables: dificultades en la comunicación y el control de impulsos pueden afectar negativamente las relaciones personales.
• Problemas de salud física y mental: como la obesidad y los trastornos del estado de ánimo.
• Intentos de suicidio: tienen mayor riesgo de intentos de suicidio, especialmente si tienen trastornos coexistentes como:

• Trastornos del estado de ánimo: pueden sufrir de depresión, trastorno bipolar u otros trastornos del estado de ánimo. La frustración y el fracaso recurrentes debido al TDAH pueden agravar estos problemas.
• Trastornos de ansiedad: son comunes en personas con TDAH y pueden manifestarse como preocupación excesiva, nerviosismo y otros síntomas.
• Otros trastornos psiquiátricos: trastornos de personalidad, trastorno explosivo intermitente y trastornos por uso de sustancias.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición compleja que afecta a individuos en múltiples aspectos de sus vidas, desde el desempeño académico y laboral hasta las relaciones personales y la salud mental. Comprender la anatomía y función de un cerebro sano en contraste con uno afectado por el TDAH, junto con la identificación de los factores de riesgo y las posibles complicaciones, es fundamental para un manejo eficaz del trastorno.

El diagnóstico del TDAH es un proceso integral que requiere la combinación de múltiples evaluaciones médicas, psicológicas y contextuales. No hay una prueba única que pueda diagnosticar el TDAH; en su lugar, los profesionales de la salud siguen un enfoque sistemático y detallado para asegurar un diagnóstico preciso y completo. La colaboración entre padres, maestros y profesionales de la salud es esencial para obtener una visión completa y desarrollar un plan de tratamiento adecuado.

Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez

          Ced. Prof. 13591084

          Escuela Superior de Medicina, I.P.N. 

Revisado/Modificado: junio 2024

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