Mitos y realidades | Rinitis alérgica
- 10 feb 2025
La rinitis alérgica es una inflamación de la mucosa nasal causada por una respuesta inmune exagerada a componentes o sustancias inofensivas del medio ambiente, denominadas alérgenos.
Esta afección es mediada por inmunoglobulina E (IgE) que desencadena la liberación de histamina y otras sustancias inflamatorias en la mucosa nasal. Se presenta con síntomas como estornudos, congestión nasal, picazón en la nariz y ojos, y secreción nasal acuosa.
Esta condición puede confundirse con infecciones respiratorias, pero a diferencia de estas, la rinitis alérgica no provoca fiebre ni síntomas generales de malestar.
Existen dos tipos principales de rinitis alérgica:
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Estacional: aparece en determinadas épocas del año debido a la polinización de ciertas plantas.
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Perenne: se manifiesta durante todo el año por la exposición a alérgenos como los ácaros del polvo y la caspa de mascotas.
En México, se estima que el 42.5% de la población padece rinitis alérgica, con mayor incidencia en hombres, lo que la convierte en un problema de salud pública importante.
La rinitis alérgica no solo afecta la calidad de vida, sino que también está relacionada con otras afecciones como el asma y la conjuntivitis alérgica. Se ha observado que el 75% de las personas con asma también presentan rinitis alérgica de forma simultánea.
Se ha documentado que entre el 10% y el 20% de la población general presenta rinitis alérgica, pero la cifra aumenta hasta el 40% en la población infantil. En el 80% de los casos, los síntomas se manifiestan antes de los 20 años, lo que sugiere una alta prevalencia en niños y adolescentes.
Aunque la prevalencia disminuye con la edad, la rinitis alérgica sigue afectando a una parte considerable de la población adulta, especialmente a aquellos con antecedentes familiares de alergias o exposición prolongada a alérgenos.
La rinitis alérgica no suele presentarse de manera aislada. Se ha encontrado que:
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75% de los pacientes también tienen asma.
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40% pueden padecer sinusitis crónica.
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60% presentan conjuntivitis alérgica.
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20% desarrollan otitis media serosa.
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15% pueden presentar hipertrofia adenoidea y amigdalina.
Principales desencadenantes
A continuación, mencionaremos los principales desencadenantes de la rinitis alérgica, como los siguientes:
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Pólenes de plantas y árboles: la rinitis alérgica estacional es provocada por el polen de árboles, pasto y malezas. La cantidad y tipo de polen en el aire varía según la estación y la región geográfica.
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Ácaros del polvo: son microorganismos que habitan en colchones, almohadas, alfombras y muebles tapizados. Son una de las principales causas de la rinitis alérgica perenne y pueden desencadenar síntomas durante todo el año.
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Caspa y pelo de mascotas: los perros, gatos y otros animales con pelaje o plumas liberan proteínas en su saliva, orina y piel que pueden causar alergias en personas sensibles.
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Esporas de hongos y moho: estos organismos proliferan en ambientes húmedos y mal ventilados. Se encuentran en baños, sótanos, jardines y sistemas de aire acondicionado. Sus esporas pueden permanecer en el aire durante largos periodos, provocando síntomas alérgicos.
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Cucarachas y sus desechos: las proteínas presentes en la saliva, el excremento y en diferentes partes del cuerpo de las cucarachas pueden desencadenar reacciones alérgicas, especialmente en áreas urbanas donde la infestación de estos insectos es común.
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Contaminación ambiental: aunque no es un alérgeno en sí mismo, la contaminación del aire puede agravar la rinitis alérgica al irritar las vías respiratorias y aumentar la sensibilidad a otros alérgenos. El humo del tabaco, gases industriales y partículas en suspensión son factores de riesgo.
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Alérgenos alimentarios: aunque menos común, algunos alimentos pueden desencadenar síntomas de rinitis alérgica, especialmente en niños. Lácteos, huevos, frutos secos y mariscos han sido identificados como posibles desencadenantes en individuos sensibles.
Mitos de la rinitis alérgica
1. La rinitis alérgica empeora en primavera
Verdadero
La primavera es una de las estaciones con mayor incidencia de síntomas de rinitis alérgica debido al aumento en la concentración de polen en el aire. Los pólenes de árboles, pastos y malezas son desencadenantes comunes de la rinitis alérgica estacional, lo que hace que los síntomas sean más intensos en esta época del año
2. La rinitis alérgica es hereditaria
Verdadero
La predisposición a desarrollar rinitis alérgica tiene un componente genético. Las personas con antecedentes familiares de alergias tienen una mayor probabilidad de desarrollar esta condición. Estudios han demostrado que, si uno de los padres tiene rinitis alérgica, el riesgo de que sus hijos la padezcan aumenta considerablemente. Además, la rinitis alérgica suele estar relacionada con otras enfermedades alérgicas como el asma y la dermatitis atópica.
3. La rinitis alérgica es contagiosa
Falso
A diferencia de los resfriados y las infecciones respiratorias, la rinitis alérgica no es causada por virus ni bacterias, sino por una respuesta exagerada del sistema inmunológico a sustancias inofensivas, como el polen o los ácaros del polvo. No se transmite de una persona a otra, aunque sus síntomas pueden confundirse con los de un resfriado común.
4. Los tratamientos naturales son mejores que los medicamentos
Falso
Si bien algunos remedios naturales, como el lavado nasal con solución salina, pueden ayudar a aliviar los síntomas, no reemplazan los tratamientos médicos basados en evidencia. Los antihistamínicos, corticosteroides nasales y la inmunoterapia son los tratamientos más efectivos y recomendados por especialistas en alergias. Usar solo remedios naturales sin supervisión médica puede llevar a un control inadecuado de la enfermedad y un deterioro en la calidad de vida del paciente.
5. Las vacunas son la cura definitiva para la alergia
Falso
La inmunoterapia con alérgenos (vacunas para la alergia) es un tratamiento altamente efectivo para reducir los síntomas de la rinitis alérgica y mejorar la tolerancia a los alérgenos. Sin embargo, no garantiza una cura definitiva en todos los pacientes. Se ha demostrado que puede reducir los síntomas en un 90% de los casos y mantener la mejoría por hasta 10 años después de finalizar el tratamiento, pero algunas personas pueden experimentar recaídas. Además, la efectividad depende del tipo de alérgeno y de la respuesta individual del paciente.
Diagnóstico
Para un diagnóstico oportuno, es fundamental una evaluación clínica adecuada que incluya la historia médica del paciente, la identificación de factores desencadenantes y, en algunos casos, pruebas específicas. El diagnóstico diferencial es clave para diferenciar la rinitis de otras afecciones respiratorias, lo que permite establecer el tratamiento más adecuado y mejorar la calidad de vida del paciente.
Panel de Alérgenos Respiratorios es una prueba de laboratorio especializada que permite detectar la presencia de anticuerpos IgE específicos en el organismo. Esta prueba es clave para identificar los alérgenos que desencadenan síntomas como rinitis, estornudos, congestión nasal y dificultad para respirar en los pacientes con sospecha de rinitis alérgica.
El sistema inmunológico produce anticuerpos IgE cuando percibe ciertas sustancias inofensivas como amenazas. A través de este análisis de sangre, se identifican los alérgenos específicos que provocan la reacción alérgica en cada paciente, permitiendo desarrollar un tratamiento personalizado y basado en evidencia médica.
Este panel evalúa la respuesta del sistema inmunológico a una amplia variedad de alérgenos comunes, tales como:
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Pólenes (fresno, pasto, maleza, árboles)
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Ácaros del polvo
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Caspa y pelo de mascotas (perros, gatos)
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Otros irritantes ambientales
Prevención
Los alérgenos ambientales son los principales desencadenantes de la rinitis alérgica, por lo que es fundamental reducir su presencia en el entorno doméstico. Algunas medidas recomendadas incluyen:
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Evitar los ácaros del polvo: lavar la ropa de cama con agua caliente al menos una vez por semana. Utilizar fundas anti ácaros en colchones y almohadas. Aspirar alfombras y muebles con filtros HEPA. Mantener la humedad del hogar por debajo del 50% para evitar su proliferación.
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Controlar la caspa de mascotas: bañar y cepillar a las mascotas regularmente. Mantener a las mascotas fuera de las habitaciones. Utilizar purificadores de aire con filtro HEPA para reducir las partículas alergénicas en el ambiente.
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Reducir la exposición al moho: mantener una ventilación adecuada en baños y cocinas. Reparar fugas de agua y evitar la acumulación de humedad. Limpiar regularmente con productos antifúngicos.
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Disminuir la exposición al polen: mantener puertas y ventanas cerradas en temporadas de alta polinización. Usar gafas de sol y mascarillas cuando se está al aire libre. Ducharse y cambiarse de ropa después de haber estado en exteriores.
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Sistema inmunológico fortalecido: una alimentación equilibrada, ejercicio regular y evitar el tabaco y la contaminación.
La rinitis alérgica es una condición crónica que afecta la calidad de vida de millones de personas en México y el mundo. Aunque no es una enfermedad grave, su impacto en la salud respiratoria, el rendimiento diario y el bienestar emocional no debe subestimarse. Su diagnóstico oportuno, a través de herramientas como el panel de alérgenos respiratorios, permite identificar los desencadenantes específicos y desarrollar estrategias de tratamiento personalizadas.
La educación sobre la rinitis alérgica y su adecuado tratamiento son esenciales para quienes la padecen. Consultar con un especialista, seguir las recomendaciones médicas y adoptar hábitos saludables pueden marcar la diferencia en el control de esta condición, permitiendo a los pacientes vivir sin limitaciones a pesar de su diagnóstico.
Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez
Ced. Prof. 13591084
Escuela Superior de Medicina, I.P.N.
Revisado/Modificado: febrero 2025
Referencias bibliográficas
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