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¿Sabías que la disbiosis es un desequilibrio en tu intestino que afecta tu salud?

El intestino en tus manos: una imagen que simboliza el impacto de la disbiosis intestinal en tu bienestar diario.

Dentro de nuestro intestino existe un ecosistema complejo de microorganismos conocido como microbiota intestinal. Este microbiota está compuesto por alrededor de un trillón de microorganismos, principalmente bacterias virus que, en condiciones normales, no causan enfermedades. Su presencia es fundamental: participa en la síntesis de ciertos nutrientes, regula la respuesta del sistema inmune y contribuye al buen funcionamiento de las células del epitelio intestinal, también conocido como barrera intestinal. Para que el microbiota cumpla adecuadamente estas funciones, es necesario que exista un equilibrio en su composición. A este estado de armonía se le conoce como eubiosis.

Composición del microbiota intestinal

La composición del microbiota intestinal es una mezcla compleja de microorganismos cuta variedad depende de diversos factores individuales, como la biología (genética, desarrollo y envejecimiento), el estilo de vida y el medio ambiente.

El desarrollo de esta comunidad microbiana comienza desde el nacimiento. Diversos estudios han demostrado que la colonización adecuada durante la infancia es fundamental para el desarrollo saludable del sistema inmunológico.

En los bebés nacidos por parto natural, el microbiota inicial se asemeja a la de la vagina materna. Sin embargo, también puede estar influida por otros factores como la edad gestacional, la alimentación inicial o la exposición a antibióticos. A medida que el niño crece e incorpora nuevos alimentos, la composición del microbiota va cambiando para adaptarse a las demandas metabólicas. Un ejemplo de esto es su capacidad para ayuda en la degradación de carbohidratos complejos.

En los adultos, el 90% de las bacterias intestinales pertenecen a dos tipos: Bacteroidetes y Firmicutes. Además de las bacterias, el microbiota también puede incluir levaduras (hongos), fagos, protistas y bacteriófago, estos últimos forman parte del componente viral. Los bacteriófagos cumplen funciones importantes, como controlar la proliferación de especies dominantes y facilitar la transferencia de genes entre microorganismos.

Funciones del microbiota intestinal 

Para conocer las funciones del microbiota intestinal debemos conocer cómo funciona el proceso digestivo. Cuando ingerimos alimentos, estos atraviesan una serie de etapas para ser descompuestos. Sin embargo, no todos sus componentes pueden ser degradados completamente por las enzimas que produce nuestro organismo, ni son absorbidos por completo al llegar al intestino grueso (colon).

En esta etapa, ciertos compuestos especialmente los hidratos de carbono complejos comienzan un proceso de fermentación. Este proceso da lugar a la producción de ácidos grasos de cadena corta, como el ácido acético, propiónico y butírico, que son utilizados como fuente de energía por los enterocitos (células intestinales) o bien transportados al torrente sanguíneo, donde cumplen otras funciones.

Aquí es donde el microbiota intestinal desempeña un papel clave: transforma compuestos dietéticos inactivos en moléculas bioactivas, como las vitaminas del grupo B y la vitamina K, esenciales para numerosos procesos fisiológicos.

Por otro lado, la barrera intestinal ha desarrollado mecanismos de defensa para protegerse frente a agentes ambientales adversos que ingerimos, como alérgenos, contaminantes o microorganismos patógenos. El microbiota comensal (aquella que convive con nosotros sin causar daño) contribuye al mantenimiento de esta barrera al favorecer la proliferación celular y conservar las uniones entre células intestinales, fortaleciendo así la protección frente a amenazas externas. Además, estimula la producción de inmunoglobulina A secretora, una molécula que defiende a la mucosa intestinal contra infecciones bacterianas.

Finalmente, el microbiota intestinal y los metabolitos generados en el intestino a partir de los alimentos también participan en la comunicación con el cerebro y con glándulas productoras de hormonas, influyendo en órganos y tejidos distantes. Gracias a estas señales, el microbiota contribuye a la regulación del balance energético (ingesta y gasto calórico), así como en funciones dependientes del sistema nervioso, incluyendo aspectos cognitivos y emocionales como el estado de ánimo.

¿Qué es la disbiosis intestinal?

La disbiosis intestinal es una alteración en la composición y funcionamiento del microbiota intestinal, impulsada por diversos factores ambientales relacionados con el estilo de vida y la salud del individuo. Entre estos factores se encuentran la alimentación, la exposición a toxinas, el uso de ciertos medicamentos y la infección por microorganismos patógenos.

Generalmente, la disbiosis intestinal se manifiesta a través de una o más de las siguientes alteraciones:

1. Incremento de patobiontes

Los patobiontes son microorganismos normalmente comensales (es decir, que conviven sin causar daño), pero que pueden volverse patógenos si proliferan de forma descontrolada. Este sobrecrecimiento puede alterar el equilibrio intestinal y favorecer el desarrollo de enfermedades, como ocurre en la enfermedad inflamatoria intestinal, donde se ha observado un aumento anormal de ciertas bacterias.

2. Disminución o pérdida de comensales

La disbiosis también puede implicar una reducción significativa de microorganismos beneficiosos. Cuando esta pérdida no es compensada por una restauración adecuada del microbiota, puede afectar el metabolismo normal del organismo, interfiriendo en funciones clave como la digestión, la inmunidad o la producción de vitaminas.

3. Pérdida de diversidad microbiana

Uno de los signos más frecuentes en casos de disbiosis es la reducción de la diversidad microbiana, es decir, la disminución en la variedad de especies presentes en el microbiota. Esta situación se ha observado en personas con enfermedades como la enfermedad inflamatoria intestinal, VIH/SIDA o diabetes tipo 1, entre otras.

¿Cuáles son las causas de la disbiosis intestinal?

Las causas de la disbiosis intestinal pueden dividirse en dos grandes categorías: factores individuales y factores ambientales.

Entre los factores individuales, uno de los más relevantes es la genética. Se ha demostrado que los genes influyen en la composición del microbiota intestinal, por lo que algunas personas pueden ser más susceptibles a presentar disbiosis. Esto ocurre, por ejemplo, en individuos con variantes genéticas específicas como LCR, NOD2 y FUT2, que están asociadas a una mayor predisposición a desequilibrios microbianos.

En cuanto al envejecimiento, aún no hay suficiente evidencia para confirmar si influye directamente en el microbiota, ya que los microorganismos como tal no envejecen. Sin embargo, las comorbilidades asociadas a la edad, como enfermedades crónicas o tratamientos prolongados, sí pueden favorecer la aparición de disbiosis.

Dado que una de las funciones principales del microbiota es regular el sistema inmunológico, cualquier alteración en este sistema como enfermedades o lesiones inmunológicas puede modificar significativamente su composición y favorecer procesos inflamatorios sistémicos.

Entre los factores ambientales, uno de los más determinantes es el uso de antibióticos. Aunque estos medicamentos son esenciales para tratar infecciones bacterianas, su uso indiscriminado o innecesario puede provocar resistencia bacteriana y, al mismo tiempo, alterar profundamente el microbiota intestinal, debilitando la barrera intestinal que protege al organismo.

Finalmente, el estilo de vida también desempeña un papel crucial. Hábitos como la dieta y la higiene pueden influir positiva o negativamente en la diversidad microbiana, modificando su equilibrio y afectando su funcionamiento normal.

 

En conclusión, cada vez hay más evidencia sobre el papel fundamental que desempeña el microbiota intestinal en la salud general. Mantener su equilibrio no depende de una única acción, sino de una combinación de factores que incluyen la alimentación, el entorno, los hábitos cotidianos y, en particular, el uso responsable de medicamentos como los antibióticos.

Comprender cómo estas pequeñas comunidades microbianas interactúan con el organismo permite valorar su importancia y tomar decisiones más informadas respecto a nuestra salud. Ante cualquier cambio persistente o síntoma inusual, acudir con un profesional de la salud puede marcar la diferencia, no solo para tratar una condición específica, sino también para proteger este ecosistema que tanto influye en nuestro bienestar.

 

Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez

          Ced. Prof. 13591084

          Escuela Superior de Medicina, I.P.N.

Elaborado: abril 2025

Referencias bibliográficas

  1. Álvarez, J., Real, J. M. F., Guarner, F., Gueimonde, M., Rodriguez, J. M., de Pipaon, M. S., & Sanz, Y. (2021, agosto - septiembre). Microbiota intestinal y salud. Gastroenterología y Hepatología, 44(7), 519–535. https://doi.org/10.1016/j.gastrohep.2021.01.009

  2. Moreno-Calderón, X. (2022). Disbiosis en la microbiota intestinal. Gastroenterología Nacional, 76(1), 17–23. https://www.researchgate.net/publication/366015727_Disbiosis_en_la_microbiota_intestinal

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