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Pielonefritis | ¿Cómo afecta a los adultos?

Es la ilustración animada de dos riñones con un corte por la mitad, en donde podemos ver la estructura de cada riñón.

La pielonefritis es una infección bacteriana que afecta a los riñones, constituyendo una complicación  grave de una infección del tracto urinario (ITU). Se produce cuando las bacterias, generalmente provenientes de la región anogenital, ascienden desde la vejiga a través de los uréteres e infectan el tejido renal. En algunos casos, la infección puede llegar a los riñones a través del torrente sanguíneo.

Este tipo de infección puede presentarse de manera aguda o crónica. La pielonefritis aguda se caracteriza por la aparición repentina de síntomas graves, mientras que la pielonefritis crónica es una infección persistente que puede derivar en daño renal progresivo y cicatrices en los riñones. 

La principal causa de la pielonefritis es la invasión de bacterias en el tracto urinario, siendo Escherichia coli el patógeno más frecuente. Otras bacterias involucradas incluyen Klebsiella spp., Proteus spp. y Pseudomonas spp., especialmente en pacientes hospitalizados o con factores de riesgo predisponentes.

Epidemiología en México

En México, la pielonefritis representa un problema de salud relevante dentro de las infecciones del tracto urinario (ITU). Se estima que la prevalencia en mujeres supera el 20 % en aquellas mayores de 65 años, lo que la convierte en un padecimiento más común en este grupo de edad. 

Las infecciones del tracto urinario, incluida la pielonefritis, se encuentran entre las principales causas de morbilidad en mujeres embarazadas, con una incidencia del 85.9 % en América Latina. En México, la pielonefritis no solo afecta a mujeres, sino que también se ha reportado una alta prevalencia en adultos con enfermedades crónicas como la diabetes, lo que aumenta el riesgo de complicaciones. 

El agente causal más frecuente en México es Escherichia coli, el cual es responsable de entre el 57% y el 98% de los casos reportados en diferentes regiones del país. También se ha identificado un aumento en las infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos, lo que dificulta el tratamiento y prolonga la estancia hospitalaria de los pacientes. 

Además, en México, la pielonefritis ha sido identificada como una de las principales causas de hospitalización por infecciones urinarias, con un aumento de ingresos hospitalarios en los últimos años debido a la falta de un diagnóstico temprano y la automedicación con antibióticos. 

Factores de riesgo

La pielonefritis es una infección grave de los riñones cuya aparición puede estar influenciada por diversos factores de riesgo. Entre los que se encuentran:

  • Ser mujer: las mujeres tienen una uretra más corta, lo que facilita la entrada de bacterias a la vejiga y su ascenso hacia los riñones. Además, los cambios hormonales durante el embarazo favorecen la dilatación del tracto urinario, aumentando la susceptibilidad a infecciones urinarias.

  • Edad avanzada: en los adultos mayores, la disminución de la respuesta inmune y las enfermedades crónicas como la diabetes incrementan la probabilidad. 

  • Infecciones urinarias no tratadas: la cistitis no tratada o tratadas inadecuadamente. 

  • Obstrucciones en el tracto urinario: cálculos renales, hipertrofia prostática o estrechamientos uretrales pueden dificultar el flujo normal de la orina, permitiendo que las bacterias se acumulen y asciendan hacia los riñones. 

  • Reflujo vesicoureteral: esta afección hace que la orina fluya de manera retrógrada (movimiento que va en contra de su flujo normal) desde la vejiga hacia los riñones, facilitando la llegada de microorganismos infecciosos.

  • Uso prolongado de catéteres urinarios: los dispositivos médicos pueden actuar como vía de entrada para bacterias patógenas. 

  • Diabetes mellitus y enfermedades inmunosupresoras: condiciones como el VIH/SIDA, Lupus eritematoso sistémico (LES), artritis reumatoide, entre otros, aumentan la susceptibilidad a infecciones urinarias complicadas, incluyendo la pielonefritis.  

Infecciones de transmisión sexual: pueden alterar el equilibrio bacteriano en el tracto urinario y favorecer la colonización por microorganismos patógenos.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la pielonefritis requiere de una historia clínica, un examen físico, análisis de laboratorio y estudios de diagnóstico por imagen. Estas herramientas permiten identificar la infección, determinar su gravedad y establecer el tratamiento más adecuado. 

El médico recopila información sobre los antecedentes médicos del paciente, como infecciones urinarias previas, enfermedades crónicas (diabetes, insuficiencia renal), uso de catéteres urinarios y síntomas actuales. Además, realiza un examen físico en el que se busca sensibilidad en la zona lumbar, fiebre y otros signos de infección. 

Existen diferentes pruebas de laboratorio que pueden ayudar a confirmar o descartar el diagnóstico, como:

  • Examen general de orina: consiste en la recolección de una muestra de orina para examinar la presencia de glóbulos blancos, glóbulos rojos y bacterias. Un alto recuento de leucocitos y la presencia de nitritos sugieren una infección del tracto urinario. 

  • Urocultivo: esta prueba identifica el microorganismo causante de la infección y permite determinar qué antibióticos serán más efectivos para su tratamiento. 

  • Hemocultivo: si se sospecha una pielonefritis severa, se puede realizar un hemocultivo. Este estudio consiste en identificar bacterias en la sangre, a través de una muestra. 

Por otro lado, los estudios de imagen también pueden ayudar en el diagnóstico, como los siguientes:

  • Ultrasonido renal: es un estudio de imagen que se utiliza para evaluar la estructura de los riñones y detectar posibles obstrucciones, abscesos renales o anomalías anatómicas que favorezcan la infección. Es una prueba no invasiva y de primera línea en el diagnóstico de pielonefritis. 

  • Tomografía computarizada (TC) con contraste: permite visualizar inflamación renal, abscesos y posibles cálculos renales obstructivos. Se recomienda en casos de pielonefritis grave o en pacientes que no responden al tratamiento inicial. El uso de contraste debe ser valorado por el médico tratante ya que se debe considerar la función renal del paciente. 

  • Resonancia magnética (RM) de abdomen: es útil en pacientes con alergia al contraste utilizado en la tomografía. También puede emplearse en casos donde se sospeche pielonefritis crónica o daño renal severo. 

Prevención

La pielonefritis puede prevenirse mediante una combinación de hábitos saludables, medidas de higiene adecuadas y un control oportuno de los factores de riesgo. Las estrategias preventivas están dirigidas principalmente a reducir la frecuencia de infecciones urinarias y evitar la progresión de estas hacia los riñones. 

  • Higiene adecuada: el aseo correcto de la zona anogenital, especialmente en las mujeres, puede reducir el riesgo de infecciones urinarias. Se recomienda limpiar de adelante hacia atrás después de ir al baño para evitar la propagación de bacterias desde la región anal al tracto urinario. 

  • Beber suficiente agua: contribuye a la eliminación de bacterias a través de la orina, disminuyendo la posibilidad de que las bacterias asciendan hacia los riñones. Se recomienda una ingesta de al menos dos litros de agua al día. 

  • Orinar con frecuencia y después de las relaciones sexuales: evitar retener la orina durante periodos prolongados ayuda a expulsar bacterias antes de que puedan multiplicarse en el tracto urinario. Además, orinar después de mantener relaciones sexuales ayuda a reducir el riesgo de infecciones urinarias al eliminar microorganismos potencialmente dañinos.

  • Evitar el uso innecesario de antibióticos: el uso indiscriminado de antibióticos puede generar resistencia bacteriana, lo que dificulta el tratamiento de infecciones urinarias y aumenta el riesgo de pielonefritis. El uso de estos medicamentos debe realizarse siempre bajo supervisión médica. 

  • Controlar enfermedades subyacentes: las personas con diabetes mellitus deben mantener un control estricto de sus niveles de glucosa en sangre, ya que la hiperglucemia favorece la proliferación de bacterias en el tracto urinario. 

  • Evitar el uso prolongado de catéteres urinarios: el uso prolongado de sondas urinarias incrementa el riesgo de infecciones urinarias complicadas y pielonefritis. En caso de ser necesario, se debe seguir un protocolo adecuado de aseo y reemplazo del catéter. 

  • Uso de medidas profilácticas: en pacientes con infecciones urinarias recurrentes, los médicos pueden indicar profilaxis antimicrobiana en dosis bajas o el uso de arándano rojo, que ha demostrado ciertos beneficios en la reducción de infecciones del tracto urinario. 

La pielonefritis es una infección grave que puede afectar significativamente la salud de los adultos, especialmente en poblaciones vulnerables como mujeres, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. Su desarrollo suele estar relacionado con infecciones urinarias no tratadas, anomalías estructurales del tracto urinario y la presencia de bacterias resistentes a los antibióticos. El diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado con antibióticos son clave para prevenir complicaciones como insuficiencia renal o sepsis. Las pruebas de laboratorio, junto con estudios de imagen, permiten confirmar el diagnóstico y evaluar la gravedad de la infección.

Las estrategias de prevención, que incluyen una adecuada higiene urinaria, una hidratación constante y el control de enfermedades subyacentes como la diabetes, pueden reducir considerablemente el riesgo de padecer pielonefritis. Asimismo, el uso racional de antibióticos y la atención médica temprana son fundamentales para evitar infecciones recurrentes y complicaciones graves.

En conclusión, la pielonefritis es una condición prevenible y tratable si se adoptan medidas de salud adecuadas y se acude al médico ante los primeros síntomas de una infección de vías urinarias. La educación sobre el tema es clave para reducir su incidencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

 

Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez

          Ced. Prof. 13591084

          Escuela Superior de Medicina, I.P.N. 

Revisado/Modificado: marzo 2025

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