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Radiografía de tórax | Tele de tórax

Es la fotografía de un radiólogo sosteniendo una tablet con una radiografía de tórax y de fondo estan impresas las radiografías.

Cuando una persona experimenta tos persistente, dolor torácico o dificultad para respirar, una de las primeras pruebas que puede solicitar el médico es una radiografía de tórax. Esta técnica permite observar con claridad diversas estructuras internas sin necesidad de procedimientos invasivos. Conocida también como "tele de tórax", esta imagen diagnóstica es ampliamente utilizada gracias a su rapidez, facilidad de realización y capacidad para aportar información valiosa sobre el estado de órganos clave como los pulmones y el corazón.

¿Para qué sirve la tele de tórax?

La principal función de esta prueba es ayudar al personal médico a detectar signos de enfermedad en el área torácica. Al utilizar rayos X, se genera una imagen en escala de grises que permite evaluar la forma, tamaño y posición de diferentes órganos. De esta manera, resulta útil no solo para identificar problemas respiratorios o cardiacos, sino también para dar seguimiento a tratamientos, valorar lesiones tras un traumatismo o detectar la presencia de objetos extraños en el cuerpo.

Este tipo de estudio es de gran utilidad porque puede realizarse tanto en pacientes ambulatorios como en personas hospitalizadas. En unidades de cuidados intensivos, por ejemplo, la tele de tórax es indispensable para monitorear el estado pulmonar y la correcta colocación de catéteres, marcapasos o tubos endotraqueales.

¿Qué se visualiza en una radiografía de tórax?

En una tele de tórax se pueden observar con precisión distintas estructuras del cuerpo, gracias a la capacidad de los rayos X para atravesar los tejidos en función de su densidad (cantidad de masa presente):

  • Pulmones: Ocupan la mayor parte del campo visual. Al estar llenos de aire, se ven más oscuros que otros órganos. Un pulmón sano tendrá un patrón aéreo (forma en que el aire se distribuye) uniforme, mientras que las zonas más claras pueden indicar la presencia de infecciones u otros procesos.

  • Corazón: Se visualiza como una silueta de tono intermedio, más clara que los pulmones pero menos que los huesos. Cambios en su forma o tamaño pueden revelar enfermedades como hipertrofia ventricular (aumento en el tamaño de las cámaras del corazón que se encargan de bombear la sangre), insuficiencia cardiaca o acumulación de líquido en el pericardio (membrana que recubre al corazón).

  • Tráquea y bronquios: Aparecen como líneas oscuras en la zona central. Su desplazamiento puede sugerir masas, colapsos o acumulación anormal de aire.

  • Costillas y columna vertebral: Estas estructuras óseas absorben más radiación y, por tanto, se ven de color blanco. La radiografía permite identificar fracturas, desgaste por enfermedades degenerativas o deformidades en su alineación.

  • Esófago y estómago: Aunque no siempre se distinguen con claridad, el esófago puede visualizarse si está dilatado y el estómago puede identificarse por la presencia de una burbuja de aire debajo del diafragma, útil como referencia anatómica.

Escala de grises: una clave para el diagnóstico

Cada tejido del cuerpo absorbe la radiación de forma distinta. Los huesos, al ser más densos, absorben más los rayos X  y se visualizan en color blanco. Los órganos blandos como el corazón y los músculos generan tonos grises, y el aire, que permite el paso total de los rayos X, se ve negro. Estas tonalidades permiten al especialista identificar alteraciones con gran precisión y sin necesidad de técnicas más complejas.

¿Para qué afecciones es utilizada?

La radiografía de tórax es una herramienta versátil que permite al médico detectar una amplia variedad de enfermedades, permitiendo la correlación clínica con los signos y síntomas referidos por el paciente. A continuación, se mencionan algunas de las más frecuentes:

  • Neumonía: Infección que llena los pulmones de líquido o pus. En la imagen aparece como una zona blanca y densa.

  • Insuficiencia cardiaca: El corazón pierde capacidad de bombeo, provocando acumulación de líquido en los pulmones. Se observa un agrandamiento cardiaco y signos de congestión vascular.

  • Cáncer de pulmón: Se presenta como una masa o nódulo, generalmente de bordes irregulares. Aunque no siempre es evidente en fases iniciales, puede ser una señal de alerta para realizar otros estudios.

  • Neumotórax: Aire acumulado en el espacio pleural que provoca el colapso del pulmón. Se identifica como un área negra sin marcas pulmonares, desplazando estructuras vecinas.

  • Fracturas costales: Frecuentes tras golpes o caídas. Se detectan por discontinuidades en el trazo óseo.

  • Tuberculosis: Infección pulmonar crónica que suele afectar los lóbulos superiores. Se visualiza como cavidades, áreas de fibrosis o infiltrados persistentes.

  • Derrame pleural: Acumulación de líquido entre el pulmón y la pleura (saco que recubre los pulmones para protegerlos). La imagen muestra una opacidad en las bases pulmonares, a menudo con pérdida del ángulo costofrénico.

  • Cardiomegalia: Corazón agrandado, asociado a enfermedades valvulares o musculares, como la hipertrofia ventricular. La imagen permite medir el índice cardiotorácico.

  • Fibrosis pulmonar: Trastorno crónico que endurece el tejido pulmonar, dificultando el paso del oxígeno. En la radiografía puede observarse un patrón reticular o de panal.

  • Objetos extraños: Común en niños pequeños. La tele de tórax puede ubicar con exactitud cuerpos metálicos u orgánicos en las vías respiratorias o el esófago.

¿Cómo se realiza?

El procedimiento es simple y dura pocos minutos. El paciente se coloca de pie o acostado frente a la máquina de rayos X. La posición más frecuente es la posteroanterior (PA), en la que el tórax se apoya contra la placa de imagen y los rayos atraviesan el cuerpo desde la espalda hacia el pecho. Cuando esto no es posible, se utiliza la proyección anteroposterior (AP), aunque esta puede distorsionar ligeramente el tamaño del corazón.

Durante el estudio, se pide al paciente que contenga la respiración unos segundos. Esto evita el movimiento y mejora la nitidez de la imagen. En algunos casos, se toma una vista lateral para complementar el análisis de estructuras profundas.

El equipo técnico cuida cada detalle para obtener imágenes claras y reducir al mínimo la exposición a la radiación, utilizando barreras de protección cuando es necesario.

¿Existen riesgos?

Aunque implica el uso de radiación ionizante, la dosis que se emplea en una radiografía de tórax es baja y considerada segura. De hecho, equivale a la cantidad de radiación que se recibe de forma natural en el ambiente en pocos días. Aun así, existen algunas precauciones a considerar:

  • Embarazo: Las mujeres embarazadas deben informar su estado para tomar medidas de protección o considerar estudios alternativos.

  • Estudios repetidos: Si el paciente requiere múltiples radiografías en un corto periodo, el médico evaluará su necesidad para evitar exposición innecesaria.

  • Contraste (en estudios especiales): Aunque no se usa en la radiografía convencional de tórax, algunos procedimientos pueden incluir yodo o bario. En casos raros, estos medios generan reacciones alérgicas leves o severas.

¿Cómo prepararse antes de una radiografía?

Este tipo de estudio no requiere ayuno ni interrupción de medicamentos. Sin embargo, hay algunas recomendaciones para facilitar el procedimiento:

  • Usar ropa cómoda, sin metales en la parte superior del cuerpo.

  • Quitar objetos como collares, gafas o prótesis dentales removibles.

  • Informar al técnico si se está embarazada.

  • Seguir al pie de la letra las indicaciones del personal técnico, especialmente en relación con la respiración y la postura.

La tele de tórax representa una herramienta diagnóstica indispensable por su capacidad de ofrecer una visión integral del tórax en cuestión de minutos. Comprender cómo funciona, qué muestra y en qué casos se utiliza permite a los pacientes participar de manera más informada en su atención médica. Su bajo riesgo, facilidad de acceso y gran utilidad clínica la consolidan como una de las pruebas más empleadas en el mundo para el estudio del sistema respiratorio y cardiovascular.

 

Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez

          Ced. Prof. 13591084

          Escuela Superior de Medicina, I.P.N. 

Revisado/Modificado: mayo 2025

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