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¿Bebidas energéticas antes del ejercicio? | Conoce sus efectos y precauciones

Persona en gimnasio descansando en banca con bebida energética al lado, ideal para ilustrar el consumo de energizantes antes del ejercicio.

En tiempos donde el estilo de vida “fitness” se ha vuelto tendencia, es común encontrar en redes sociales y blogs una avalancha de consejos que prometen resultados rápidos y sin mucho esfuerzo. Aunque muchos de estos atajos pueden ser dudosos, hay algo que no cambia: una rutina basada en una buena alimentación y ejercicio constante siempre será una fórmula positiva.

Ya sea que practiquemos zumba, hagamos caminatas o incorporemos un plan de entrenamiento de fuerza, toda actividad física suma y aporta beneficios reales tanto para la salud física como mental.

Sin embargo, una práctica se ha vuelto popular entre los adolescentes y adultos jóvenes que asisten al gimnasio es el consumo de bebidas energéticas. En un entorno donde abundan las soluciones milagrosas, es comprensible dejarse llevar. Pero vale la pena preguntarse: ¿realmente es una opción segura y efectiva?

En este blog trataremos de resolver algunas dudas frecuentes sobre el uso de bebidas energéticas como pre entreno y conocer sus efectos en el organismo.

¿Qué es una bebida energética? 

De acuerdo con el artículo 30, fracción XVIII, de la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), se considera bebida energética a toda bebida no alcohólica que contenga una mezcla de cafeína en concentraciones superiores a 20 miligramos por cada 100 mililitros de producto, y que esté adicionada con taurina, glucuronolactona, tiamina u otras sustancias con efectos similares.

Su consumo es más frecuente en los adolescentes y los adultos jóvenes, atraídos por la promesa de más energía, mayor concentración y mayor rendimiento físico y mental. Este mensaje se refuerza a través de la publicidad, que suele enfocarse en “beneficios” como la reducción de la fatiga, mantener la vigilia (estar despierto), mejorar el rendimiento físico o potenciar las capacidades cognitivas ante situaciones de estrés.  

No es extraño, ya que su origen se remonta a la década de 1960 en Europa y Asia, donde se introdujeron con la idea de apoyar a deportistas de alto rendimiento, supuestamente aumentando su resistencia física. En México, comenzaron a comercializarse en el año 2000, y desde entonces su uso se ha extendido con rapidez, especialmente en épocas de exámenes, salidas nocturnas o incluso como complemento previo al ejercicio para “rendir más”.

¿Cuál es la composición de una bebida energética?

Aunque su nombre sugiere un impulso inmediato, lo que realmente contienen las bebidas energéticas es una mezcla de sustancias diseñadas para estimular temporalmente al organismo. Según un estudio realizado por PROFECO en junio de 2015, en el que se analizaron 20 productos disponibles en el mercado, estos son algunos de los componentes más comunes:

  • Azúcar (fructosa, glucosa o sacarosa): La mayoría de las bebidas contenían entre 5.8 y 55.3 gramos por porción, una cantidad considerable que puede igualar o incluso superar la recomendación diaria en una sola toma.

  • Glucuronalactona: Es una sustancia que el cuerpo produce naturalmente a partir del ácido glucurónico y que ayuda a neutralizar compuestos tóxicos, especialmente en situaciones de estrés o fatiga. Las bebidas energéticas analizadas incluían desde 1 hasta 1,135 mg por envase.

  • Taurina: Un aminoácido no esencial presente en la dieta, que participa en funciones como la formación de sales biliares. Aunque su consumo recomendado es de 40 a 400 mg, estas bebidas llegan a contener entre 500 y 1,892 mg por envase, muy por encima de lo sugerido.

  • Guaraná: Planta con efecto estimulante que aporta aproximadamente 40 mg de cafeína, con una acción más prolongada que la cafeína sola.

  • Vitaminas del complejo B (B1 o tiamina, B2, B6, B12): Aunque estas vitaminas no generan energía directamente, sí participan en los procesos metabólicos que la producen. En muchos casos, estas bebidas exceden las cantidades diarias recomendadas.

Sin embargo, estos no son los únicos ingredientes que pueden encontrarse en las bebidas energéticas. Otros estudios han identificado la presencia de compuestos como cafeína, L-carnitina, inositol, ginseng, supercitramax (una mezcla de ácido hidroxicítrico y extracto de Garcinia cambogia) y yohimbina, todos con efectos estimulantes o metabólicos que pueden impactar el organismo de distintas maneras.

Ante esta variedad de componentes, es importante considerar las recomendaciones oficiales. La Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1, que regula el etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasadas, indica que los productos con cafeína añadida no deben ser consumidos por menores de 12 años, ni por mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.

Además, es clave no confundir estas bebidas con aquellas formuladas para la hidratación deportiva, como las que contienen electrolitos. Aunque a menudo se consumen en contextos similares, su composición, objetivos y efectos en el cuerpo son muy diferentes.

¿Cómo actúan las bebidas energéticas?

Las bebidas energéticas contienen una combinación de sustancias que, aunque algunas tienen funciones en el metabolismo normal del cuerpo, pueden producir efectos estimulantes cuando se consumen en conjunto y en grandes cantidades. Estos son algunas de las funciones de los ingredientes más comunes:

  • Cafeína: Es el principal estimulante. Su acción bloquea una sustancia llamada adenosina, que normalmente nos ayuda a relajarnos y sentir sueño, por eso la cafeína nos mantiene despiertos y alerta. También puede aumentar el ritmo cardiaco y la presión arterial.

  • Taurina: Es un compuesto que ayuda a regular los niveles de calcio dentro de las células y contribuye al equilibrio de líquidos. Se encuentra naturalmente en el cuerpo, pero en estas bebidas suele venir en cantidades elevadas.

  • Glucuronolactona: Es un tipo de carbohidrato derivado de la glucosa. Aunque está presente en el cuerpo, sus efectos metabólicos aún no están del todo claros cuando se consume como suplemento.

  • L-carnitina: Ayuda a transportar las grasas hacia las mitocondrias, que son como las “plantas de energía” de nuestras células, donde se convierten en energía.

Aunque estos ingredientes tienen funciones en el cuerpo, su consumo excesivo o combinado con otros estimulantes puede generar riesgos para la salud, especialmente en personas sensibles o con ciertas condiciones médicas.

¿Cuáles son los efectos de las bebidas energéticas?

Aunque muchas personas recurren a las bebidas energéticas buscando un impulso físico o mental, la ciencia aún no respalda estas promesas. De acuerdo con una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública, hay poca evidencia que demuestre que realmente mejoren el rendimiento, y aún menos sobre su seguridad a largo plazo.

Algunos ingredientes adicionales, como la L-carnitina y la taurina, también son promocionados por sus supuestos beneficios. Se dice que la carnitina mejora la resistencia y ayuda a quemar grasa, y que la taurina previene enfermedades como diabetes, epilepsia o hipertensión. Sin embargo, estas afirmaciones no cuentan con respaldo científico suficiente: no hay evidencia sólida de que mejoren el rendimiento ni de que favorezcan la pérdida de peso o la prevención de enfermedades.

Otro factor importante es el alto contenido de azúcar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda limitar el consumo de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta calórica total diaria. En una dieta promedio de 2000 kcal, esto equivale a un máximo de 200 kcal provenientes de azúcares (unos 50 g). Sin embargo, muchas bebidas energéticas aportan entre 32 y 104 kcal en solo 200 ml, lo cual representa una cantidad excesiva. El consumo frecuente de estos productos puede favorecer el desarrollo de sobrepeso, obesidad y otros trastornos metabólicos.

 

Antes de recurrir a las bebidas energéticas como pre - entreno, vale la pena cuestionar si realmente son la mejor opción. La evidencia sobre sus beneficios es limitada, y su consumo frecuente puede traer efectos no deseados en el cuerpo. Lo más recomendable siempre será escuchar a nuestro organismo, cuidar nuestra salud y, ante cualquier duda, consultar con un profesional de la salud o del deporte.

 

Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez

          Ced. Prof. 13591084

          Escuela Superior de Medicina, I.P.N.

Elaborado: mayo 2025

 Referencias bibliográficas

  1. Delgado-Hernández, R., & Camacho-Villa, T. C. (2021). Consumo de bebidas energéticas en adolescentes: Una revisión sistemática. Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, 25(1), e1121. https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2529-850X2021000100011

  2. Secretaría de Salud. (2015, junio). Bebidas con cafeína y taurina. Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/100355/RC460_Bebidas_con_Cafeina_Taurina.pdf

  3. Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). (2012). Bebidas energéticas: Efectos en la salud e implicaciones para la regulación. https://www.insp.mx/resources/images/stories/INSP/Docs/cts/111212_cts.pdf

  4. Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO). (2011). Estudio de calidad: Bebidas energéticas. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/119164/Estudio_Bebidas_Energe__ticas_26-43_Marzo_2011.pdf

  5. Peña-Ocampo, R. A., & Velásquez-Giraldo, C. (2014). Aspectos psicosociales del consumo de bebidas energéticas en adolescentes y adultos jóvenes. Pensamiento Psicológico, 12(1), 103–114. http://www.scielo.org.co/pdf/penh/v17n1/v17n1a7.pdf

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