¿Sabías que las conductas alimentarias de riesgo no solo afectan a los adolescentes?
- 7 may 2024
En una sociedad saturada de mensajes sobre la alimentación e imagen corporal, los estándares de belleza se han vuelto necesarios para pertenecer a grupos específicos y obtener validación social. Desde la obsesión por la delgadez hasta los patrones alimentarios extremos, la relación con la comida ha adquirido connotaciones negativas.
Las Conductas Alimentarias de Riesgo (CAR) son comportamientos y actitudes asociados con el deseo de alcanzar o mantener una figura corporal delgada, que no cumplen con los criterios diagnósticos para identificar un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), pero pueden ser perjudiciales y deteriorar la calidad de vida. Se reconocen, al menos, las siguientes: restricción alimentaria, como ayunos prolongados y supresión de tiempos o grupos de alimentos; atracones de comida; conductas purgativas como el vómito autoinducido o el uso de laxantes y/o diuréticos sin prescripción médica, así como el uso de pastillas anorexigénicas y el ejercicio excesivo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adolescencia, etapa que transcurre entre los 10 y 19 años, es un periodo en el que se presentan cambios fisiológicos, psicológicos y de adaptación a los cambios culturales y sociales. Por ende, los adolescentes son más propensos a desarrollar CAR, ya que buscan desesperadamente integrarse a grupos, incluso a costa de su salud. Sin embargo, al pasar esta etapa, los pensamientos obsesivos sobre la integración desaparecen; sin embargo, la realidad es distinta: los adultos jóvenes también son propensos a desarrollar alguna CAR.
En la actualidad se han realizado estudios familiares que han descrito el incremento del riesgo de padecer CAR o TCA, de hasta 10 veces más, cuando un familiar tiene antecedente de anorexia nerviosa. También, se ha relacionado con alteraciones genéticas en múltiples cromosomas. Aunque existe una posible explicación genética, los factores psicológicos tienen un mayor peso, considerándose como factores de alto riesgo en aquellas personas que presentan rasgos perfeccionistas, alto grado de autocontrol y autoexigencia, baja autoestima, hipersensibilidad social y poca tolerancia a la frustración. Además, existe una relación estrecha entre la percepción de la imagen corporal (que incluye la aceptación, amor y respeto por el cuerpo) y los ideales estéticos a nivel social, donde los cuerpos delgados o musculosos y definidos están sobrevalorados, lo que afecta principalmente a las mujeres, provocando una insatisfacción corporal y situándose en una posición de vulnerabilidad.
Como seres sociables, crecemos en un núcleo familiar donde podemos sentirnos aceptados y valorados por lo que somos, no por nuestro aspecto físico. Sin embargo, ciertas características de este entorno pueden predisponer a la aparición de las CAR. Los padres pueden sobreproteger y tener una alta expectativa en los hijos, incluso tener actitudes negativas hacia el sobrepeso y alto nivel de perfeccionismo, lo que se traduce en una manifestación de insatisfacción corporal que de alguna forma los hijos perciben como adecuado, replicando esas actitudes y buscando tener la validación paterna.
Hay que reconocer que pueden existir soluciones viables para abordarlos y prevenir a largo plazo el desarrollo de un TCA es crucial. La prevención primaria y secundaria debe centrarse en la promoción de la salud en toda la comunidad, informando sobre los posibles efectos negativos de las CAR, con el objetivo de modificar las actitudes y las prácticas culturales relacionadas a la imagen corporal.
La educación interactiva y la relación estrecha entre los individuos de la comunidad afectada pueden mejorar la percepción real sobre una alimentación saludable y adecuada a sus necesidades, así como la práctica de ejercicio de manera saludable y los factores socioculturales relacionados con el ideal de belleza y la satisfacción corporal.
Abordar la autoestima y proporcionar herramientas positivas para enfrentar la presión sociocultural sobre la delgadez, los comentarios negativos del sobrepeso y la obesidad, indicando que existen múltiples tipos de cuerpo y que cada individuo es diferente, así como aceptar que la valoración interna y externa depende de otros factores, pueden mejorar significativamente las conductas alimentarias de riesgo.
Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez
Ced. Prof. 13591084
Escuela Superior de Medicina, I.P.N.
Elaborado: mayo 2024
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