Obesidad: ¿Enfermedad crónica?

El sobrepeso es el aumento de peso por encima de valores considerados saludables, en la que existe una acumulación progresiva de grasa.

La obesidad es una enfermedad crónica, recurrente, de múltiples causas y se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa en relación con el peso que puede ser perjudicial para la salud. Esta condición puede predisponer al desarrollo de comorbilidades como la diabetes mellitus tipo 2, problemas cardiovasculares, problemas en la salud ósea y reproductiva, así como un incremento en la probabilidad de ciertos tipos de cáncer.

El índice de masa corporal (IMC) es una forma de calcular la relación entre el peso y la estatura de una persona.  Aunque actualmente es una de las formas más utilizadas, no es una valoración precisa de la composición corporal, ya que no considera la cantidad de músculo esquelético o masa magra.  

Nota: La desviación estándar es una forma de verificar la cercanía del valor obtenido en comparación con la medición media de la población y de esta forma clasificar si se encuentra por encima o por debajo del peso normal para esa edad.

Por lo tanto, se han contemplado otros indicadores para poder clasificar esta enfermedad, como la medición de los pliegues cutáneos, los perímetros corporales, como la circunferencia de cintura, circunferencia de cadera y circunferencia de pantorrilla, entre otros.

A nivel mundial, de acuerdo con las cifras de La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2022 se estimó que, 2500 millones de adultos de 18 años en adelante, tenían sobrepeso, mientras que aproximadamente 890 millones sufrían de obesidad. Aproximadamente 390 millones de niños y adolescentes de 5 a 19 años padecían de sobrepeso. Se llegó a la conclusión de que 1 de cada 8 personas padecían obesidad.

Desde la década de los 90, este padecimiento ha incrementado el doble entre los adultos alrededor del mundo y ha crecido cuatro veces más en los adolescentes. Esto se ha relacionado a la relación estrecha entre la genética y el entorno social, ya que se ha modificado el tipo de alimentos que consumimos e incluso el estilo de vida que se ha vuelto sedentaria.

La obesidad no se desarrolla como una enfermedad infecciosa, sino más bien se construye a través del tiempo por el conjunto de múltiples factores. Entre los cuáles se encuentra el consumo excesivo de alimentos y el sedentarismo. No obstante, los factores involucrados en el desarrollo de esta enfermedad se pueden clasificar dependiendo el entorno en el que se encuentren. Estos abarcan:

• Individuales: 
  • Sedentarismo
  • Ingesta de alimentos con alta densidad energética
  • Factores emocionales

• Ambiente social y familiar
  • Pasatiempos
  • Trabajo
  • Infecciones
  • Hábitos en la familia y en el hogar
  • Alimentos disponibles en la escuela, trabajo u hogar

• Ambiente social
  • Urbanización
  • Globalización de mercados
  • Educación escasa en materia de buena alimentación y salud

Estos factores pueden predisponer al individuo a padecer otras enfermedades conocidas como “comorbilidades”, como las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, apnea del sueño, problemas digestivos o articulares. Estas enfermedades, pueden aumentar el riesgo de mortalidad y morbilidad de los individuos que viven con obesidad. El 77% de las causas de muerte en México, tienen como factor de riesgo esta condición.

La genética desempeña un papel significativo en el desarrollo y progresión de este padecimiento gracias a la investigación de la obesidad como una enfermedad; afecta a cómo una persona metaboliza la grasa corporal y su distribución en el organismo. También permite regular el apetito y la quema de calorías consumidas. La obesidad puede presentarse en todas aquellas personas que tienen un estilo de vida poco saludable y que están predispuestos por la herencia familiar.

Se han detectado múltiples genes que son causantes de ciertas acciones metabólicas que predisponen al desarrollo de la obesidad, dentro de los cuáles se encuentran:

• Mutaciones en el gen MC4R (melanocortina 4 receptor), esto afecta la regulación del apetito y del metabolismo
• Variantes del gen FTO (Factor de Transcripción de la Obesidad), que se ha asociado a la obesidad y al IMC
• Se han identificado genes como LEP, LEPR, MC4R y POMC, que afectan el peso corporal a través de vías hormonales y metabólicas localizadas en el sistema nervioso central; así como en la distribución de la grasa corporal.
• Los genes implicados en la acumulación de grasa visceral se han asociado con un mayor riesgo cardiovascular, mientras que la grasa subcutánea puede ser menos metabólicamente perjudicial.

Para detectar la obesidad, se emplean diversos métodos que evalúan la composición corporal de una persona, entre ellos destacan:

• La bioimpedancia bioeléctrica (BIA), que es un estudio que mide la composición corporal y el estado de las membranas celulares del músculo esquelético. Funciona usando diferentes tipos de señales eléctricas y ayuda a pronosticar el riesgo nutricional de las personas, así como el seguimiento de una intervención.

• El análisis de densitometría de cuerpo entero para el análisis de la composición corporal por DEXA, también llamada absorciometría dual de rayos X, la cual estima la masa muscular, la grasa y la densidad mineral ósea mediante la exposición a una mínima radiación.

• La antropometría y la somatometría son técnicas empleadas por el personal de salud para medir la estatura, el peso, los perímetros y pliegues del cuerpo. Los resultados permiten calcular el índice de masa corporal y otros indicadores nutricionales.

• El perfil de lípidos, también llamado panel de lípidos mide las concentraciones de distintos tipos de grasas en la sangre, entre ellos se encuentran el colesterol total, colesterol HDL, colesterol LDL y triglicéridos.

• El análisis de química sanguínea, es una herramienta importante para evaluar la salud general. Este examen ofrece información valiosa sobre el sistema cardiovascular, sobre el funcionamiento del hígado, los riñones, así como la cuantificación de glucosa e inmunoglobulinas en la sangre. Estos métodos ofrecen una visión detallada de la composición corporal, el estado metabólico y los posibles riesgos para la salud facilitando intervenciones tempranas y personalizadas.

Existen diferentes formas para prevenir la obesidad y el sobrepeso. Entre ellas están las más conocidas como llevar una alimentación balanceada acorde a tu edad y composición corporal, así como la realización de ejercicio, ya que la actividad física tiene múltiples beneficios para la salud.

Algunas recomendaciones para el cuidado de tu peso pueden ser las siguientes:

• Cuidar el peso de la mano de un nutriólogo en cualquier etapa de tu vida, desde el embarazo hasta el día a día.
• Mejorar hábitos alimenticios: limitar el consumo de bebidas azucaradas, alimentos ricos en calorías, procesados, grasas saturadas y aumentar el consumo de frutas, verduras, carnes magras, legumbres, cereales, etc.
• Dormir lo suficiente
• Evitar el tabaco y el alcohol

La obesidad actualmente es una condición normalizada; no se toma en cuenta el gran impacto que tiene en nuestra salud. Por lo tanto, para un tratamiento integral adecuado se deben considerar múltiples factores como los genéticos, metabólicos y el estilo de vida; de esta forma se pueden realizar acciones específicas para modificar la composición corporal y mejorar la salud física, mental y emocional.

Por tal razón, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha designado el día 4 de marzo como el “Día Mundial de la Obesidad” con la finalidad de concientizar a la población sobre la importancia de prevenir y mejorar nuestros hábitos alimenticios.

Por: Dra. Gema Nandaí Nájera Valdez

          Ced. Prof. 13591084

          Escuela Superior de Medicina, I.P.N.

Revisado: febrero 2024

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